Capítulo 3

902 79 36
                                    

Descargo de responsabilidad de las obras; Ennead y Mo Dao Zu Shi.

-------

- ¡Maldita sea! suéltame el brazo- gritó Jiang Cheng enfurecido, el dolor de su muñeca se estaba haciendo cada vez más agudo, mientras que el bastardo del pelirrojo lo seguía mirando fijamente y le aprisionaba con más crudeza la mano, sentía que los huesos se le iban a fracturar.

-Con gusto- Hablo el maldito con una sonrisa come mierda, soltando su muñeca. Sin embargo, no estaba preparado para el golpe con el que vino aquella acción. Una patada que impactó directo en su estómago y lo hizo estrellarse fuertemente contra un árbol, se doblo y jadeo, con el estomago contraído por la longitud de la fuerza.

Seth estaba hartó de toda esta situación ¿por qué no pudo caer en un lugar más tranquilo? Sus emociones eran un revoltijo de solo presenciar la dinámica de este mundo. Solo para fastidiarlo, el destino lo golpeo una vez más. La presencia de este desconocido era suficiente para alertar su cuerpo magullado. Lo sintió con sus atronadores pasos, sin ningún indicio de querer ocultarse. 

A lo lejos escucho varios graznidos frenéticos. 

Maldito pájaro, sabia que lo tenía que matar en la primer oportunidad. Después de todo, pertenecía a Horus y obviamente le haría la vida imposible por lastimar a su dueño. 

Qué gran fantasía. 

 Estaba exhausto. Estaba exhausto y perdido, y no estaba llegando a un plan que lo salvara de esta. Así que cerro los ojos, esperando por esta presencia. Estaría preparado por si sobrepasará su espacio personal. 

Sabia que estaba siendo observado, pero estaba adolorido, y esto segundos eran esenciales para recuperar su lucidez. Al sexto paso pudo percibir como una mano se acercaba a su lado mas vulnerable. Entonces hizo lo primero que se le vino a la mente. Y se arrepintió al instante de dichas acciones estúpidas. El mareo y las náuseas abrumaron sus sentidos luego de esa abrupto acto. Su respiración se acelero al volver a desgarrar su delicada carne. La humedad aumento e intento detenerlo al presionar su costilla. 

El hombre de morado había aterrizado contra el árbol más cercano, quebrando algunas ramas y esparciendo hojas a su alrededor. Al menos se había librado del humano, que aunque no quisiera era una posible amenaza en su estado actual.

Su alivio duró poco. El hombre se había vuelto a levantar como si nada, solo mostrando un poco de sangre en sus labios, y siendo rodeado por ¿Rayos púrpuras? su mente dejó de funcionar por algunos segundos.

¿cómo un humano podía manejar los rayos? 

Se veía tan etéreo e intocable. Había una oscuridad en sus ojos, un incendio en su mirada al que Seth no estaba acostumbrado. El hombre miro a través de él. Y Seth lo miro como si fuera una energía poderosa. Como si no se tratase de un simple humano.

El hombre se inclino hacia adelante, entrecerrando los ojos como si tal vez buscara algo significativo en él. Lentamente, comenzó un movimiento depredador, rodeándolo una y otra vez. Siguió su mirada, girando con él, y sintiendo que se movían en un baile. Era esbelto, a penas un niño saliendo de la adolescencia. Y de la nada, un látigo púrpura con destellos plateados estaba en la mano del de túnicas moradas.

 ¡¿De dónde lo había sacado?! 

¡Mierda! Intentó ponerse de pie, pero su cuerpo no respondía. Estaba tembloroso, aún así enderezo su espalda lo mejor posible mientras se apoyaba contra un árbol, necesitaba cerrar esa herida de su costado o iba a terminar desangrándose.

Jiang cheng se levantó con el ceño fruncido. Su paladar tenia un regusto del asqueroso sabor a hierro. Su rostro se volvió bruscamente, paso la lengua por la llaga en su boca y escupió a su costado. El se puso de pie, sintiendo el regreso de su ira. Estaba apretando su anillo con fiereza. Hasta que lo dejo caer y Zidian se desplegó en todo su esplendor.

¿Oportunidad o condena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora