Capítulo 4

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Descargo de responsabilidad de las obras; Ennead y Mo Dao Zu Shi.

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Ante sus ojos se extendía un gran páramo estéril. La oscuridad estaba en cada rincón, los árboles visibles estaban marchitos junto al suelo irregular y opaco. De repente, un escalofrío recorrió su columna, sintiendo a varias presencias, exactamente a diversas miradas que seguían sus movimientos.

Todo era muy silencioso, lo único que se escuchaba era la brisa golpeando las ramas de los árboles; cada vez el ambiente se tornaba más incómodo. Los vellos de su cuello se erizaron por las diversas fuentes desconocidas que lo acosaban con intenciones cuestionables.

Extendió sus alas queriendo abandonar ese sitio, debía encontrar a su tío.

Sus ojos se movían de izquierda a derecha hasta fijarse en la parte superior, en donde sobresalía un halo de luz.

Sospechó que esa era la superficie.

Agitó sus plumas y retomó su vuelo hacia esa dirección. Sus ojos revoloteaban con precaución, hasta que visualizo algo raro. Al instante, una espesa niebla saltó sobre él. No espero otra advertencia y se elevó más alto.

Aceleró su ritmo, sin oportunidad de darle una segunda mirada. Al pasar los segundos esa cosa persistía en atraparlo. Entonces elaboró una voltereta hacia arriba para después dejarse caer en el aire, queriendo despistarlo. Sin embargo, esa oscuridad parecía tener un sexto sentido que siempre lo guiaba de nuevo a su ubicación.

Una persecución se estaba llevando a cabo, siendo Horus la presa y esa sombra el cazador.

Reunió en las puntas de los dedos pequeñas ráfagas de aire, convirtiéndolos en diminutos tornados que lanzó para golpear esa neblina. El aire logro disiparlo por un breve instante, pero está se volvió a unir enseguida.

¡Mierda!

Aumentó la velocidad, adentrándose en ese territorio y notando cómo la niebla se hacía más espesa. Captó más árboles marchitos y rasgó su piel con los afilados tallos. Su vista se convirtió en un borrón mientras cruzaba por ese sitio completamente árido.

Volvió a fijarse detrás de su espalda y solo veía como las sombras seguian creciendo. La oscuridad se enredaban de forma violenta en todas las direcciones. Queriendo abrumarlo.

Cuando miró al frente, se encontró con un callejón sin salida. Se distrajo tanto que no había visto esas gigantescas rocas que lo rodeaban. Así que actuó rápido e impulso sus alas hacia arriba evadiendo la roca, no dejaría que lo atraparan.

Sintió como sus tímpanos se tapaban por la presión y el aire azotó su rostro mientras volaba.

Al llegar a la cima observó varias rocas apiladas, pero lo que más resaltaba fueron sus afiladas puntas.

Su rostro se arrugo al notar algo enterrado en ellas, entonces se acercó aun siendo perseguido por las sombras. De inmediato su olfato percibió un olor fétido confirmando su suposición inicial.

Los cuerpos descompuestos le dieron la bienvenida. Las moscas revoloteaban y el ambiente se volvio más agrio.

Desde esa distancia se notaba que llevaban semanas en estado putrefacción.

¿Qué les sucedió?

Se percató de todos los cuerpos que tenían una piel cenicienta con líneas negras adornando sus venas, algo muy extraño de apreciar.

¿Podría ser magia corrupta?

Su madre le había advertido del peligro de esta. Una magia demasiado volátil para ser manejada, siempre teniendo el riesgo de atraer esa energía oscura y terminar muriendo por la misma calamidad que deseo.

¿Oportunidad o condena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora