Prólogo

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La realidad la golpeo en el momento que el padre empezó a hablar.

Miro sus pálidas manos sin poder creer lo que estaba pasando.

¿Aquello era real? Se preguntó asustada, aliviada, llena de tantas cosas, de tantos sentimientos.

¿Por que lo hizo? Era una pregunta que la estaba agobiando, perturbando y cansando, ya que la respuesta nunca llegaría.

- Hoy la tierra llora la perdida de un gran hombre, un gran hijo, esposo, padre...

El padre hablaba con cautela, como si conociera su verdad. Como si supiera que sus palabras eran mentiras.

La gran mayoría de los presentes sabia la realidad, incluso sus padres respiraron aliviados de la repentina muerte.

Esa tarde estaba tan caliente, penso al sentir la brisa carente de calidez.

El sol lastimaba su piel, pero eso no era de importancia.

- Ve a cambiarte, ese vestido te hace parecer una golfa.

Ella escucho cerrando los ojos. Como odiaba esa voz, como odiaba esas palabras que todavía hacían eco en su mente.

Miro el negro vestido con recelo. Era corto y de tirantes, debido al calor del día, era más cómodo. ¿Cómo era que algo tan sencillo la hacía lucir como una golfa?

- ¿Que dirán mis amigos, Lauren? ¡Cambiate el maldito vestido!

Lauren salto de su asiento, temerosa, fue tan potente la voz que juraría que fue real.

Su corazón latía de manera preocupante.

El esta muerto. Repitió su mente una y otra vez. Incluso, miró como la tierra se lo terminaba de llevar.

- ¿Sucede algo, Señora Green? - pregunto el padre al ver la manera en la que está lo interrumpió.

Lauren miro a su alrededor, todos los ojos estaban sobre ella y su vergüenza creció.

- Mamá - una mano la jalo para que se volviera a sentar, pero esta se nego.

Miro sus manos, después al padre.

- Yo... debo... - salió corriendo del lugar. Contenindo las lágrimas.

¿En que momento se le ocurrió usar tacones ese dia? Se preguntó al sentir como la tierra le dificultaba correr.

¿A donde debía ir? Se detuvo donde muchos autos estaban estacionados, llego a un auto, se escondió detras de este, lejos de todos los presentes, lloro.

Se dejó llevar por el dolor.

- Patética. Ni esto puedes hacer bien.

- Por favor, ya - pidió al borde  del colapso.

- Ve y comportarte como la dama que eres. Todas esas personas están aquí por mi, muestra un poco de respeto.

- Quiero que salgas de mi cabeza.

- Deja de decir estupideces - el hombre camino exasperado delante de ella - ¡Maldita sea! Esto es más difícil para , así que deja de llorar. Cambiate el maldito vestido y sal a recibir las condolencias.

- Tu lo decidiste así. Todo es tu culpa... tu disparaste... tu lo decidiste.

Lauren se levantó disgustada con ella por permitir que la voz la atormentara. Estaba muerto, ¿Por que no la dejaba en paz?

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