Capitulo 25

194 18 5
                                    

Ni las rosas que crecen en privamera son tan hermosas como lo son tus ojos, ni la nieve en invierno es tan blanca como la paz que me das con tan solo verte.
Anónimo.

Camila paso sus temblorosas manos por su rostro.

Esa mañana cuando se miro al espejo se asustó, su cuello moreno estaba lleno de marcas notables.

- Son muchas, Lauren - había susurrado tocando cada marca.

- El maquillaje puede taparlas - Lauren la abrazo por detrás quitando importancia.

- Si mis hermanos las ven...

- Eres mía Camila. Asumiré cualquier inconveniente que estas marcas puedan ocasionar.

- Ellos te matarán.

- Si lo hacen moriré feliz - la volteo para mirarla a los ojos - Te he hecho el amor, me que quemado con las llamas del infierno para ir después al cielo. Camila, yo moriría feliz.

El corazón de la chica brinco lleno de felicidad.

Camila sonrió tranquila, aceptando las palabras de la mujer.

Si ella decía que el maquillaje las taparía, ella le creería.

Pero no podía engañar a los mejores.

Su madre a duras penas se atrevia a intervenir, sus sobrinos en la sala solo jugaban, su cuñada sostenía a su hermano, y sus otros dos hermanos solo observaban.

Camila descubrió que tenia hambre.

Sinu desde su esquina evitaba involucrarse. Su hija era la única que podía poner a sus hijos en su lugar.

Los tres hombres estaban hechos madera y acero, erróneamente creían que su única hermana era una princesa que necesitaba de su ayuda.

No era así, nunca fue así.

Alejandro se soltó de su esposa, se recostó en su sillón de cuero y contempló a su hermana con expresión pensativa. Luego anunció:

- Quiero conocer al hombre.

Joaquín, quien llevaba un vaso de whisky a sus labios, se freno.

Scott no corrió con suerte, se atragantó.

Tosió repetidas veces sin poder evitarlo.

Por suerte para Scott, Joaquín se recuperó a tiempo para darle una sonora palmada en la espalda.

Sinu soltó el bate. En el fondo sabía que los problemas venían.

Alejandro miro indignado la reacción de todos.

Era demasiado consciente
de que su repentina declaración había provocado un poco de sorpresa.

Bueno, tal vez algo más que un poco.

Alejandro sabía que no daba la imagen de un hombre que había entrado en razón.

Sus ojos estaban tranquilos, pero su cuerpo estaba preparado para la batalla.

- No tienes que... - Camila jamás se espero aquella petición. No. Ella no tenía a ningún hombre que presentar.

Scott dejo a sus sobrinos y prestó más atención a la disputa.

No sé espero aquello de Alejandro.

Esa noche el se haría cargo de la mentira que su hermana soltará.

Había pasado la última década como un vividor de la peor clase, buscando placer donde podía. Como bien sabía, la vida era corta y sin duda había que disfrutarla.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Entre El Cielo Y La Tierra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora