Capítulo 22

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Entraste a mi vida Cuando me moría. Como la luna
Por la rendija, Así te metiste
Entre mis pupilas
Y así te fui queriendo a diario.
Sin una ley sin un horario
Y así me fuiste despertando
De cada sueño donde estabas tú

Camila supo en qué minuto preciso ella entró a su habitación.

Había bajado para decirle algo a su madre, por lo que vio como la camioneta de la mujer se estacionaba al frente de su casa.

Con rapidez regreso a su habitación.

Intentó convencerse de que aquello no ocurría debido a el reciente acontecimiento, pero sabía que no era así.

Como también sabía que quizás Lauren no estuviera enterada de las verdaderas razones de sus acciones.

Pero Lauren solo trago seco. La chica era terriblemente hermosa; de hecho, no era una opinión, era la realidad.

Parada en la ventana, dándole la espalda, su cabello caía con tranquilidad, rozando sus firmes nalgas; y Lauren lo sintió.

No valía la pena mirar más nada de esa habitación.

No podía imaginarse que el resto de los hombres e incluso mujeres no se hubieran fijado en ella.

Llegó tarde.

Dos semanas tarde, pensó Lauren. Ella debió buscarla antes.

- ¿Pretende realizar algún crimen? - pregunto Camila al no escuchar a la mujer.

- Intentó remediar un error - dijo en su lugar. No debió dejar que pasarán dos semanas.

- Llegas tarde - dijo como si le hubiera leído la mente.

Pero no lo bastante tarde como para que intentara remediarlo, pensó Lauren.

- ¿Puedo pasar?

- Ya estas dentro.

Camila continuó inmóvil en su lugar, bastante segura de que la mujer no la había visto mientras se limpiaba las lágrimas.

No miró en su dirección. Camila estaba tan dolida. Prefería seguir viendo como el sol bañaba de colores el cielo, dándole a la habitación un resplandor tenue y romántico.

El día estaba llegando a su fin.

Camila intentó mantener la vista fija en la ventana.

De todos modos, el ánimo de la chica no mejoró demasiado ya que la mujer parecía no querer hacer nada.

- ¿Donde dejaste a tu invitado? - pregunto llamando la atención de Lauren.

- Camila... - la mujer no sabía cómo llevar la conversación, parecía que a la chica le molestaba más de una cosa y ella las desconocía.

Al principio Camila pensó que debía de estar imaginándose la
fascinación del hombre por la mujer.

Pero el lanzaba públicamente con la mirada invitaciones sensuales a la mujer.

¿Y por qué eso le molestaba tanto a ella? No lo sabía. Al fin y al cabo era una prueba más de que eran solo amigas.

Tendría que estar satisfecha de tener la confirmación. Tendría que pensar que aquello le daba la razón.

Ella estaba sintiendo cosas por la mujer.

Debía estar feliz.

En vez de ello, lo único que sentía era decepción. Era una sensación pesada, incómoda, que envolvía su corazón y la dejaba un poco hundida.

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