Capitulo 6

146 9 0
                                    

Siempre es fácil para algunos decirle a otros que deben vivir su vida al máximo. Vaya falta de cortesía de esos algunos, considerar que todos debemos vivir en una burbuja rosa. Ten cuidado con tus consejos, puede que para ti sean sabias y correctos, pero ninguna vida se arregla con palabras, y no todos quieren tu sabiduría.


Se preguntó si alguna vez en su vida tendría una mañana normal.

En aquella no tan grande sala, seis personas trataban de no caer dormidos, bueno, solo cuatro de ellos lo intentaban.

- Pero si son las cinco de la mañana. ¿Por que debemos estar despiertos ahora? - pregunto Camila.

Una de las cosas que no extrañaba del convento era precisamente eso, levantarse a las cinco de la mañana.

Odiaba madrugar.

- Tia Camila, ¿Tu no te levantas todos los días a esta hora? - el pequeño Enmud de diez años, cabello castaño risado, ojos negro como los de su padre, la miro pensativo - Las monjas se despiertan antes de que salga el sol. Para rezar y eso.

Camila lo miró preguntándose de donde sacaba esas cosas su pequeño sobrino.

- Por supuesto que sí, campeón - le ganó la respuesta Scott - Todos los días, yo me levanto a cocinar, Camila le da de pastar a las vacas mientras mamá las ordeña - ironizó Scott señalando la horrenda silla con piel de vaca que su hermano se negaba a llevar a su hogar.

- Eso es sarcasmo, tío Dott - ahora Hanna la miraba en busca de entendimiento, su ojos ambar a penas se mantenian abiertos - ¿No es pecado eso tia?

- Claro que... no lo creo - Y ese era su problema con los niños, en especial sus sobrinos. Avaces no los entendía. No cuando su curiosidad era la misma que la de ella.

- Por supuesto que no. Sin él sarcasmo no sobrevivirás a este mundo lleno de idiotas - Scott sacudió su cabello.

- Mamá, no sabía que teníamos una vaca - Joaquín, miró a su madre levantando una ceja, estaba más dormido que los niños - ¿De dónde la sacaron?

Señor, paciencia que el día será largo.

- Creo que Alejandro se quedó con la inteligencia que te correspondía - susurro Camila caminando hasta donde estaba su Cuñada - ¿Donde esta el responsable de esto?

Camila observo a su cuñada, era una mujer hermosa, su cabello dorado, junto con esos ojos ámbar y su cuerpo bien definido, volvían locos a cada hombre del pueblo, claro, solo un loco se atrevía a demostrarlo.

Alejandro los mataría.

- No lo se, pero si no aparece pronto, dormirá con el perro esta noche

-¿No sabía que tenias perro? - Camila se extraño.

- Dulce Camila - Sarah acarició su mejilla - Es un alivio que tengas tres hermanos.

- A trabajar - llego Alejandro activando a su familia. Claro que no lo recibieron como el quería.

- Una cosa es el trabajo y otra la esclavitud y tu hermano tienes el látigo.

- No sean llorones y empiecen a llevar todo al auto. Iremos de campamento hoy.

-¿Te volviste loco? - pregunto Scott sin moverse.

Los dos niños brincaron felices.

- Los niños empiezan este lunes la escuela. Es lo justo.

- Avaces me sorprende que tengas tan buenas ideas - lo felicito su madre.

Camila no se quejó, no al ver la mirada feliz de sus sobrinos.

Entre El Cielo Y La Tierra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora