CAPÍTULO VII: AHORA SOMOS DOS

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BOSQUES DE ESCOCIA:

Casi una semana había pasado desde que se registró el último ataque del Hombre Lobo, el escuadrón estaba a nada de renunciar a su búsqueda, se encontraban de nuevo en Escocia, al no haber encontrado nada en Inglaterra habían decidido volver volando para ahorrar tiempo, (el viaje a Londres debería ser pospuesto), el cielo estaba a nada de reflejar el cambio de la tarde a la noche, decidieron acampar en un lugar con muchos árboles, lo que nadie sabía era que dos cosas extrañas estaban por suceder, la persona que estaba a pocos metros de ellos, una persona completamente vestida de negro escuchaba todo lo que decían, se negaba a salir por miedo a que lo lincharan, esperaba pacientemente a que se fueran; sin embargo parece que iba a ser una larga, larga noche. 

-Perfecto, tengo que quedarme aquí hasta que se vallan o algo así, porque dudo mucho que pueda salir cuando estén dormidos, si es que duermen-. Habló Lazarus mientras se recostaba contra un árbol y descansaba su  espalda en el tronco de un árbol como de costumbre.

 Caminando con algo de dificultades, un hombre algo pálido y delgado, con ropas andrajosas y una que otra cicatriz, avanzaba algo esperanzado al haber escuchado esas voces, quería correr pero estaban tan lastimado que sabía de sobra que su esfuerzo sería en vano, sentía una felicidad extraña que lo hacía olvidar todo temor y desconfianza hacía las personas que creía reconocer, estaba cansado de huir.

-¿Por qué quieres ir con ellos?, no lo entiendo-. Preguntó Amoux mientras su dueño caminaba hacia el lugar de donde provenían las voces.

-Debo hacerlo, sé que no es para nada lógico pero, creo que ellos pueden ayudarme Amoux, ya no quiero huir más y no dejaré pasar esta oportunidad-. 

-Haz lo que quieras, pero luego no te arrepientas de nada-. Siguió caminando hasta donde pudo divisar una pequeña fogata, algunos de los que estaban ahí se pusieron alerta al escuchar y ver que algunas hojas se movían, sacaron sus armas dispuestos a defender su campamento improvisado y su vida, el sonido aumentó y la tensión en el ambiente se sentía, cada paso que daban hacia la incertidumbre era un paso más a una muerte, ataque o quien sabe. 

-No bajen la guardia, no sabemos qué o quién se oculta tras esos matorrales-. Habló Kendall sujetando su espada con determinación y valentía,  los demás asintieron y se dividieron, poco a poco una persona salió de los matorrales, vestía algo andrajoso y rasgado, tenía sangre y a duras penas podía mantenerse. 

-Ayúdenme por favor, se los suplico-. Kendall se detuvo en alto al escuchar esa voz tremendamente familiar, con un movimiento de mano ordenó a sus hombre bajar sus armas, lo hicieron algo dudosos, poco a poco comenzó a acercarse al hombre. -¿Mel?-. 

-Sí, soy yo, Kendall y compañeros-. Sin esperar nada Kendall y Herzel se acercaron para levantarlo y meterlo dentro de las carpas improvisadas que tenían, lo acostaron en una cama para empezar a atenderlo, estaba bastante mal, tenía moretones, hematomas y uno que otro rasguño en cada centímetro de su piel.

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?-. Le preguntó Herzel mientras terminaba de preparar unos cuántos brebajes y hacía uso de sus poderes celestiales para curar a su compañero rápidamente.

-Escondiéndome, me capturaron unos Nosferatus-. Lazarus agudizó más el oído al escuchar eso, gruñó por lo bajo, de nuevo tendría que lidiar con los secuaces del Brujo Maestro aparte del Hombre Lobo. -Perdí mis armas en el proceso, pero logré escapar bien entrada la noche-.

-¿Cómo sobreviviste todo este tiempo?-. Habló de nuevo Kendall, antes de responder Mel se quejó al sentir el alcohol haciendo efecto sobre las heridas que aún tenía abiertas, comenzaron a vendarlo con demasiada delicadeza, Mel se sintió agradecido por ello.

EMBLM- LIBRO 2 / EL ATAQUE DE LOS MUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora