Bésala.

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Edades: A tu imaginación. (Older AU - Canon)
Categoría: Fluff.
Basado en "Besala" de La Sirenita.

AU basado en la versión original de la película, donde Erco y Giulia no se llevaban del todo mal y él tiene sus propios botes.

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—Deja de mirarme así.— Giulietta notó como Visconti ponía sus ojos en blanco ante ese comentario. —Yo no sabía que los botes se podían descomponer.— El azabache no la miró de mejor manera ante eso, al contrario, lo hizo fastidiarse más que antes.

Para entrar en contexto, tienen que saber algo. Ercole Visconti no solo era el mejor competidor en las copas Portorosso sino un gran navegante que tenía más de un bote a su nombre, obsequio de su familia rica.

Ese regalo no solía compartirlo con nadie a menos que se tratara de una situación o una persona importante, como se trataba de Giulia Marcovaldo. Su padre tenía una pequeña pero importante pesquería debido a la fama que se había llevado de poder cazar lo que sea, desde un pez hasta un monstruo marino.

Él esa noche, le había pedido un favor muy importante al de ojos avellana.

Mi bote lo destruyó la última tormenta y quiero que Giulietta aprenda a pescar.— Massimo decretó con seriedad después de haberle pedido un bote prestado al azabache.—Pero debo vender lo que tengo así que mientras yo atiendo mi pesquería ¿puedes vigilar a mi hija?—

Le tenía mucho respeto al signor Marcovaldo —y jamás buscaría problemas con todos sus arpones— así que aceptó.

Eso sin saber que iba a terminar en medio del mar sin ninguna forma de regresar ni de comunicarse con nadie más, porque la señorita era un desastre tan grande a la hora de la pesca que en vez de lanzar la cuerda, saltó con una fuerza tan grande que volteó el bote, echando a perder no solo la ropa de algodón de Visconti sino el motor que los debía regresar a la orilla.

—Mejor dime, Giulia.— Él la llamó en un tono sarcástico, a pesar de que había logrado volver a hacer flotar el bote y subirse a este, seguía molesto con ella. —¿Cómo vamos a regresar sin un motor?—

La pelirroja no respondió, en cambio se mordió el labio mientras un rubor de vergüenza se hacía notar encima de sus pecas. No sabía que decir pero de cualquier manera, nada de lo que contestara haría que su situación mejore.

El silencio los invadió. Ercole no sabia nada de arreglar botes y Giulietta se sentía demasiado avergonzada por el desastre que solía ser cuando le emocionaba algo, así que parecería que ese momento se volvería más eterno de lo que ya se sentía.

—A esta hora hay pescadores.— Supusó con alivio y en voz alta el de ojos avellana. —Tal vez uno nos encuentre y nos lleve de regreso al muelle.—

Nuevamente, Marcovaldo no emitió un sonido, permanecía en un avergonzado silencio. Solo llevó un rulo pelirrojo a detrás de su oreja, desviando la mirada.

Ercole suspiró, si ya estaban atrapados ahí, al menos debían conversar algo para distraerse hasta que llegara alguien por ellos. Por primera vez en toda su vida, se había sentido mal porque sus palabras de odio afectaron a alguien.

—Yo, eh... lo siento.— Sorprendentemente, la pelirroja había vuelto a tomar la conversación y sus pecas parecian deslumbrar bajo la luz de la luna, además combinaban totalmente con el nuevo tono en sus mejillas. —Mi mamá dice que cuando me emociono, hago y digo más de lo que debería.— Siguió sin mirarlo, era demasiada la vergüenza. —Perdón, espero poder pagarte el daño algún  día.—

Sus comentarios realmente no fueron escuchados con la total atención, Visconti se había perdido demasiado en la imagen que presenciaba. Giulietta siempre había sido una chica valiente y segura de si misma, así que verla en una faceta vulnerable, con un color de cabello y pómulos tan similar además del brillo en sus ojos marrones le parecia de lo más tierno.

¿Lo más raro? Giulia ni siquiera estaba diciendo demasiado y aún así se sentía totalmente atraído por ella.

—Espera.— Marcovaldo miró por encima del hombro de Visconti para ver hacia la orilla. Aunque estaba algo lejos, podía observar con claridad que algunos pescadores ya se estaban subiendo a sus pequeños barcos para comenzar su pesca nocturna. —¡Tenias razón, Ercole! Ya vienen, nos rescatarán.— Ella dijo con entusiasmo, poniéndose de pie para intentar celebrar, pero ese movimiento alertó todavía más al dueño del bote.

—¡Espera, Giulia, no te levantes...!— Él también se había puesto de pie en la madera flotante pero para intentar detener a la pelirroja, fallando rotundamente en el proceso.

El peso de ambos no era igual, por lo que se agitó quedando como que la primera mitad del bote fuera la más pesada por ser de Visconti y la mitad más liviana era la de Marcovaldo. Tal cual una báscula de balanza, la mitad más pesada cayó mientras la más liviana se elevó.

El movimiento brusco hizo que el azabache cayera acostado mientras que la pelirroja tropezó hacia adelante. Nada verdaderamente desastroso sino fuera porque habían caído uno encima del otro, sus labios se unieron en un muy incómodo golpe y cuando se rompió aquel beso la situación no fue mejor.

Las manos de Giulietta estaban a los lados del rostro de Ercole al igual que sus rodillas estaban posadas en la cintura del mayor y para terminar de complementar; Visconti, tal cual ella, no tenía una mala vista, su cercanía lo hizo escuchar sus jadeos en primera plana.

Bueno... un beso más no le haría daño a nadie.

No hay que decir, no hay nada que decir, ahora bésala.

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Feliz San Valentín! 💗

Este escrito es el premio para Cherry Mambrane por haber ganado el concurso en Giucoleposting, felicidades y espero te haya gustado ✨

Pd: Se suponía que debía ser un drabble pero me quedo más largo, ni pedo-

𝐆𝐨𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐬𝐜𝐚𝐫. ♡ drabbles giucole ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora