El guardián del presente miro con una expresión estoica al fantasma, quien seguía con la frente pegada en su escritorio.
- ¿Qué hay de malo en ser un omega? – Murmuró enojado en voz baja.
No esperaba ser escuchado, incluso si lo hiciera, todos decían la misma excusa y evitaban su mirada.
Akane era bueno para esconder sus emociones, las únicas cosas que podían romper su máscara era Ao-chan y que subestimaran a los omegas.
Cada vez que escuchaba a alguien decir un comentario vulgar de los omegas, él podía sentir como sus venas hervían del coraje. Porque le recordaba todas las veces que alguien se acercaba a él para decirle cosas hirientes por ser un omega, de cómo eso lo convertía en un objeto y no en una persona.
Por supuesto, no hacía caso a esos comentarios y siempre se ocupaba de golpear a esos hijos de puta con su bate para darles una lección.
Con este hecho, estaba listo en darle una paliza al número siete si era tan imbécil como para compartir tales pensamientos.
Hanako que no tenía idea de sus planes de golpearlo, levantó su rostro del escritorio y quedo viéndolo con escepticismo.
- No tengo nada contra los omegas – Dijo el pelinegro siendo honesto.
Él era un omega y era el más fuerte entre los siete misterios escolares, no sería eso un punto a favor de los omegas.
Sin previo aviso el fantasma volvió a dejar caer su cabeza contra el escritorio al mismo tiempo que refunfuñaba.
- Pero eso no importa cuando hay un alfa en celo en el baño de niñas – Gimió Hanako sin levantar la cabeza de la mesa.
Akane no le tomó mucho tiempo averiguar sobre quién se trataba.
Después de todo solo conocía a un alfa que frecuentaba el baño de niñas.
- ah... - No supo qué decir por un momento el peli naranja, mientras la información se asentaba en su cabeza.
Fue entonces que se dio cuenta de lo grave de la situación.
Cuando Teru entró al salón del comité, no pudo evitar preguntarse si sus ojos veían correctamente lo que tenía enfrente.
Sentados en el suelo se encontraba Aoi-san y el séptimo misterio rodeados de varios medicamentos para el celo junto a una pequeña caja de auto inyectores de emergencias que guardaba la enfermera de la escuela para emergencias.
Los dos omegas giraron su cabeza del teléfono hacia la puerta del salón, sin pausar el video tutorial sobre cómo usar un auto inyector.
Los tres no dijeron nada, dejando que un silencio incomodo se asentara en la habitación.
Para su suerte, tal vez no, Hanako habló primero al notar como el rubio seguía viéndolos con intriga.
- Kou entro en celo, ahora está encerrado en el baño de niñas del tercer piso – Dijo lo más rápido que pudo el fantasma en lo que se escondía detrás del casi humano.
No tenía ganas de ser exorcizado por el hermano de su novio.
Suficiente tiene con que el exorcista lo miraba a muerte cada vez que se veían, aún más que antes, desde que Kou le contó que ambos estaban en una relación.
Con suerte, esto fue suficiente para desviar su atención de él y concentrarse en lo que sí era importante.
- ¿Qué tan lúcido se veía la última vez? – Pregunto Teru de manera seria dando un paso adelante y dejando una mochila a un lado del escritorio más cercano.
Sin demora se agacho para recoger una ampolla de vidrio que contenía el medicamento suprimir el celo y un auto inyector.
Lo hizo de una manera tan experimentaba, que le hizo recordar que el rubio también era un alfa al igual que todos sus ancestros.
Si no mal recordaba, Kou le dijo una vez que su hermanita también era un alfa.
Menuda familia.
- Pudo reconocerme, así que debe ser a inicios, supongo – Hablo Hanako sin mucha confianza a lo que decía.
Nunca ha estado cerca de un alfa en celo en sus sesenta y cuatro años de su existencia, así que perdonen su ignorancia.
- Kou estuvo bien desde la mañana, pero su maestro me informó que falta a su última clase y que nunca volvió a su salón por sus cosas – Dijo Teru sin apartar su mirada de la jeringa, asegurándose que la cantidad del supresor sea correcta.
Eso explica el porqué entró con una mochila que no era suya.
- Aunque estoy curioso sobre cuál iba ser su plan – Comento el rubio con una sonrisa gélida.
El alfa se volteo a ver a Aoi-san y al misterio escolar, quienes rápidamente desviaron su mirada de él con sudor recorriendo sus frentes.
Ninguna quería responder a su pregunta no formulada, pero para desgracia de Akane, el Minamoto se giró a verlo para presionarlo en hablar.
Y él sabía lo que pasaría si no cumpliera con sus órdenes.
- I-íbamos a parar por cinco minutos el tiempo para administrarle el supresor – Respondió el peli naranja con temor.
Tenía la ventaja que aún conservaba un turno de su reloj, por lo que parecía una buena idea.
Pero en el fondo él sabía que era un pésimo plan.
Sin embargo, era lo único que tenían por la falta de tiempo.
El Minamoto solo alzo una ceja por ese pésimo plan, pero no dijo nada más.
- Yo me haré cargo de Kou, solo necesito que me acompañen en caso que pase algo y es ahí donde puede que necesite que uses tu poder – Fue lo último que dijo antes de pararse y caminar en dirección al viejo edificio.
El trayecto fue silencioso y ninguno estaba dispuesto en cambiarlo.
Cuando llegaron al tercer piso, los humanos se toparon con el pasillo encharcado de agua.
El fantasma que iba detrás suyo, se asomó un poco desde el hombro del número uno para ver qué pasaba.
Lo que vio fue el corredor inundado de agua y el leve sonido de agua cayendo de los lavabos del baño de niños.
"Ah, se me olvidó cerrar las llaves del lavabo antes de irme" Pensó Hanako al darse cuenta de su descuido.
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Curiosidad que exorciza#5
Siempre leo que los supresores son para los omegas, pero casi mencionan a los supresores para alfas.
Además, estoy obsesionada con leer a un Akane siendo omega. Escribí un fic centrado a esa idea, así que vuelve su aparición a esta historia.
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Una Segunda Oportunidad Para Nuestro Amor
РазноеAmbos se aman, lo han demostrado en varias ocasiones y para él, su amor y afecto se ha vuelto un bálsamo para su corazón herido. Pero sabe que su relación no llegará lejos, no cuando uno de los dos ha estado muerto por más de cincuenta años, Hanako...