Ambos se aman, lo han demostrado en varias ocasiones y para él, su amor y afecto se ha vuelto un bálsamo para su corazón herido.
Pero sabe que su relación no llegará lejos, no cuando uno de los dos ha estado muerto por más de cincuenta años, Hanako...
- Parece que no tengo de que preocuparme acerca de su relación – Dijo Kou sonriendo detrás de la mano.
Estaba contento de que sus mejores amigos estuvieran bien en su noviazgo, de alguna manera los dos se complementaban el uno con el otro. Aunque seguía con el miedo de que la personalidad volátil del castaño sería un factor importante a la viudez del pelinegro.
Sin embargo, estaba contento de no ser el único en quedar en una situación similar a...
Kou dio un salto repentino al darse cuenta de que había alguien a quien podía preguntar sin ningún tipo de juicio sobre su tensión sexual no resuelta con Hanako. Incluso contaba con la suerte de tener un chivo expiatorio para mantener todo el asunto en secreto.
Con una velocidad extraordinaria, el rubio se posó al lado del castaño en un segundo para rodear su brazo alrededor de sus hombros para asegurarse de que no escapara y manteniendo sus labios cubiertos por la palma de la mano.
La repentina aparición del rubio a un lado suyo provocó que el castaño diera un brinco en su lugar por el repentino toque.
- Yokoo, el mejor amigo que uno puede tener en esta escuela y el increíble novio que Satou puede tener en la vida – Halago Kou como si derramara miel por la boca.
Necesitaba la plena cooperación del otro alfa si quería respuestas.
El castaño noto de inmediato que el rubio quería pedirle un favor de su parte, por lo que él decidió jugar un poco con su amigo.
- Me duele que solo me halagues cuando necesitas ayudas –
- A mí me duele aún más de que le dijeras a Satou que tu hiciste los manju de la vez anterior cuando los tuyos estaban quemados -
Yokoo alzo sus dos brazos en señal de rendición mientras se reía y daba un paso hacia atrás, escapando del brazo que le rodeaba los hombros.
- Si te ayudo con tu problema ¿Qué hay para mí? – Pregunto Yokoo con una expresión curiosa y una sonrisa de Cheshire.
Era obvio que lo iba a ayudar incluso si no tuviera nada que ofrecer. Sin embargo, por esta ocasión Kou quiso seguirle el juego a su amigo.
- Sabes que tengo todo tipo de suciedad sobre ti, ¿no? -
- Tú sabes tanto de mi como Yomogi, no hay manera que sepas algo tan perverso de mi vida que no lo sepa ya mi dulce mochi -
- Sexto día del quinto mes de nuestro primer año de secundaria, en las canchas deportivas en un periodo libre –
- ¡Soy todos oídos sobre todas tus dudas! Definitivamente te ayudare incluso si tengo que vender mi alma al diablo. Todo por el mejor amigo del mundo entero. Ya te han dicho que tu cabello se ve muy bien hoy –
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Después de una breve conversación con Yokoo, el resto de la mañana paso sin muchos problemas de por medio.
A pesar de que la hinchazón no bajo en las primeras horas de clases, el cubrebocas que Satou le trajo de la enfermería fue suficiente para ocultar su problema el tiempo suficiente para conseguir algo más helado en el receso para desinflamar su labio inferior.
