Oportunidad#9: Siendo honesto con mis sentimientos

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La puerta del baño se abrió estruendosamente, llamando la atención de los espectros que se encontraban dentro del baño de niñas.

- ¡Hanako! - Exclamó el exorcista desde la puerta intentando recuperar el aliento, pero sin atreverse a entrar.

El fantasma se giró a verlo al mismo tiempo que tres mokkes aprovechaban su descuido y sin esperar un segundo más escaparon despavoridos del lugar.

Cada uno de los mokkes tenían un tono verde mientras hacían sonidos de gruñidos y ahorcadas.

Kou que ya había notado el aspecto de los pequeños conejos hasta alzo su pie derecho hasta la altura de su cintura para no ser un obstáculo de su apresurada huida, y bueno, también para que no le vayan a vomitar sus zapatos.

- ... ¿Qué les pasó? – No pudo evitar preguntar el exorcista.

La ultima vez que los vio, parecían estar bien.

¿Cómo se enfermaron tan rápido?

- Los castigue dándoles dulces de limón – Es todo lo que dijo Hanako mientras se acercaba a un cubículo del baño para agarrar un bote de basura vacío y botar varios envoltorios verdes de dulces de limón.

Eran muchos envoltorios.

Aquello lo sorprendió, ¿les obligó a comer dulces de limón?

El rubio se quedó estático por eso, mientras que Hanako se quedó en su lugar sin moverse un centímetro más.

Si no estuviera sosteniendo el bote de basura, de seguro estaría jugando con sus manos por los nervios que sentía.

Por eso no quería que se formara un silencio entre los dos, odiaba mucho el silencio, por esta razón quería hablar primero, pero el otro se adelantó antes de que las palabras saliesen de su boca.

- ¡¡Lo siento!! - Se disculpó Kou al mismo tiempo que pegaba su frente al suelo.

La acción tomo por desprevenido el fantasma, quien nunca se imaginó que alguien le realizaría un dogeza en su existencia.

- ¡¿Eh?! E-espera porque te discul-- ah, n-no tienes que, espera si deberías, pero... - El misterio escolar estaba rojo al recordar lo sucedido, por lo que solo decía incoherencias con los ojos en forma de remolino.

La situación se estaba saliendo de control.

Kou aun con la frente pegada al suelo, medito un poco sobre lo que diría a continuación.

- No, hice algo inapropiado contigo que de seguro te incomodo, por eso aceptaré cualquier castigo que me des -

- ¿Cualquier castigo? -

- Si - Dijo Kou aun sin despegar su frente al suelo.

Mentiría si dijera que no se encontraba nervioso por el castigo que eligiera su novio, pero si tenía que hacer lo que sea que se le pidiera por ser perdonado, entonces lo haría sin quejarse.

El sonido de los zapatos resonó por todo el baño hasta que Hanako se agacho a pocos centímetros de distancia delante de él.

Con la barbilla apoyada en sus rodillas, el fantasma se tomó un tiempo para pensar en el castigo que le daría a su tonto novio.

- Entonces, ¿Qué te parece si me das un beso? - Preguntó el fantasma señalándose a sí mismo con un puchero en los labios.

La petición lo tomó por sorpresa que el exorcista no se dio cuenta que se sentó de golpe para asegurarse de que hubiera escuchado bien.

Una Segunda Oportunidad Para Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora