Capítulo 8

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El despertador comenzó a sonar a las 8.00 de la mañana, ya que teníamos gimnacia a las 9.00

-Apaga esa cosa!- gritaba Elsa

-Rapunzel apágala yaaa!- Mery lanzó una almuada con tanta fuerza hacia el despertador, que este cayó al suelo y dejó de sonar

-Gracias Mery- dijo Anna dormida

-Sí! Y también gracias por romper mi despertador!- dije sarcástica

-Ay por favor Punzi... sólo.... sólo- señala Mery al despertador caído- sólo dejó de sonar-

-Y para qué querría yo un despertador que no suena?- pregunté

-Estaaa biennnnnn, pronto lo arreglaré- bufó Mérida

-Chicas no quiero interrumpirlas, pero si llegamos tarde a la clase de educación física, tendremos que hacer 200 abdominales- dijo Elsa

-Por favor quién sería tan cruel?- dije

-Nada más ni nada menos que la profesora Sue Sylvester- dijo Anna acomodando su cama

-Y esa de donde salió?- preguntó Mery

-Ella es nuestra profesora de gimnacia- aclaró Elsa

Cuando al fin estuvimos listas, fuimos lo mas rápidamente que pudimos hacia el gimnacio, ya estaban todas las chicas, sólo faltábamos nosotras, pero por suerte no llegamos tarde. La profesora era algo ruda y exigente, era rubia, con un corte de cabello de hombre pero con estilo, ojos celestes. Nos hiso correr cuatro kilómetros, hacer cien lagartijas. Nunca en mi vida había hecho tanto ejercicio.

Luego de terminar la clase, nos dirigimos a nuestro cuarto, donde nos turnamos para bañarnos: primero iría Anna, luego Mery, después Elsa y por último yo.

Después de esperar dos horas y media, por fin pude entrar a ducharme.

-Chicas iré a la cafetería a buscar chocolate a la cafetería, alguien viene?- dijo Anna emocionada

-No puedo, iré a practicar con mi arco- dijo Mery y se fue 

-Yo tengo que ir a la biblioteca, tengo que repasar temas de algunas materias- dijo Elsa, agarró su bolso y se fue

-Y tú Punzi?- dijo Anna

-Anna tengo bañarme, tal vez cuando termine te alcance- y me metí al baño

-Okey- se escuchó la puerta cerrarse

Narra Anna

Hoy era viernes, en estos días que eran tan felices para mí por que terminaba la semana, siempre me gustaba completar mi felicidad, comiendo un enorme y delicioso chocolate. Cuando llegué a la cafetería, compré el más grande que había, me senté en una de las mesas y cuando estaba a punto de darle un mordisco alguien me interrumpió

-Hola Anna- saludó Jack

-Jack! estaba apunto de comer mi chocolate, cómo puedes interrumpir este momento tan sagrado?-

-Acaso un chocolate es más importante que yo?- dijo fingiendo tristeza

-Por supuesto que sí!-

-Ay por favor, es sólo un chocolate!-

-NO es un chocolate Jack, es El chocolate-

-Como digas-

-Y qué haces por aquí?- dije mientras mordía mi chocolate

-Nada, estaba aburrido y vine a buscarlas-

-Y Hiccup?-

-Se fue al bosque a no sé que-

Espíritus: Amor & MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora