Capítulo 15

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Narra Mérida:

-Muero de hambre- dije tocando mi estómago -Oye Punzi, me acompañas a la cafetería por unos pastelillos?-

-Mejor me quedo ordenando todo esto, aparte yo ya comí antes, ve tú- dijo

Debido a nuestra guerra de almohadas habíamos dejado la habitación de cabeza y alguien tenía que ordenarlo, y esa no sería yo. Suena egoísta, tendría que quedarme a ayudarla a acomodar, pero odio hacerlo, lo mío es desordenar.

-Esta bien, vuelvo en un momento- le dije y salí de allí

Caminé lo más rápido que pude, puesto de que ya era tarde para desayunar, y a estas horas ya casi no queda más comida.

Llegué a la cafetería, me acerqué a las vitrinas, donde se veía las diferentes clases de comidas, y suspiré de alivio, sólo quedaba un pastelillo, e iba ser mío, pero una mano se me adelantó, quitándome mi preciado pastelillo.

Veo a ese anciano, quien se va dando una mordisca a MI comida.

-OYE! Pedazo de canoso! Ese era MI pastelillo!- le grité hecha una furia

Él solo volteó y me dijo con tranquilidad -Tú misma lo acabaste de decir... ERA tu pastelillo- y siguió con su camino para luego darle otra mordida a ese delicioso y apetitoso postre

Ante mi pensamiento, mi estomago hizo ruido, ese malditos me había robado mi almuerzo, pero lo permitiría? Es decir, Mérida Dumbroch lo permitiría que un flacucho con canas me dejara sin comer?

Mmmmmm...yo creo que no.

Sonreí maliciosamente.

Corrí hacia donde sea que se dirigiera Jack, y salte en su espalda, él gritó del susto, o más bien del dolor que le ocasioné en la espalda, yo solo reía y estiraba el brazo tratando de quitarle el postre, ya que no me lo quería dar.

-Estas son las consecuencias por no darme lo que es mio- decía con enojo pero al mismo tiempo me moría de risa por Jack

-Pero que te pasa despeinada?!? Todo esto por un bendito pastelillo?!?!- decía intentando deshacerse de mí

-MI pastelillo, ahora, DAMELO!-

-Esta bien, si lo quieres, ven por él!- dijo retándome

Automáticamente de un gran impulso salió volando de allí al patio, provocando que yo cayera sobre mi trasero en el medio de la cafetería, todos los chicos se rieron de mí.

-Oh no Frost, nadie se ríe de Mérida Dumbroch- susurré, me levanté, y me dirigí corriendo al patio

Estaba nevando, él hacía que nevara, y jugaba con los pequeño copos que creaba mientras volaba.

Tenía tanta bronca, tenía que lanzarle algo.

Miro para todos lados y por arte de magia, un arco y unas flechas se encontraban a unos pasos mios.

Las agarro rápido y me pongo en posición de ataque apuntando a el anciano.

-Frost, última oportunidad, dame ese pastelillo, o mis flechas te atravesarán- le dije lo más calmada posible

-En tus sueños despeinada-

Ya no lo soporté más y comencé a lanzar flechas tratando de darle, pero era muy rápido, no se quedaba quieto, volaba por todo el patio.

-PERO POR QUÉ NO TE QUEDAS QUIETO MONTON DE CANAS!?!?!- le grité

-Yo tendré canas, pero por lo menos me puedo peinar!!!- me gritaba riéndose de mí

Espíritus: Amor & MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora