2: Changui, tenés que decirle

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Luis, Alan y Gastón fueron a la pieza.

—No me abre la puerta y hace rato no me contesta tampoco —les dijo Vázquez.

—No nos mires como si fuéramos detectives, eh —le dijo Gastón—. ¿Qué hacemos, Alan? —le preguntó.

—Pará que lo llamo, mejor —dijo Varela.

Sacó su celular y llamó al Changuito.

En la pieza, Exequiel se despertó con el sonido del celular.

—Mmh, ¿qué hora es? —murmuró, y decidió atender—. ¿Hola?

—Changui —era Alan.

—¡Al! ¿Qué pasa? ¿No les pasó nada a las nenas, no? —se preocupó Exe.

—No, bobi —respondió su amigo con una risita—, las dos están con Nico.

—Ah, t... Pará, ¿cómo que están con Nico?

—Estoy acá, Exequiel —le dijo Alan.

—¿Por? —Exe sospechaba que no era simplemente una visita amistosa, porque la podría haber hecho a la tarde o al día siguiente, no a la 1 de la mañana.

—Hola, Exe —dijo Gastón.

—¿Gasti? ¿Qué hacés con Alan? —le preguntó suspicaz Zeballos.

—Tranquilo vos: iba a ir a buscar a Valen, y Alan me dijo que venía para acá porque Luis le dijo que no querías salir —explicó Ávila.

—¿Qué te pasa que no querés salir, Changui? —le preguntó Alan.

—Entrá y te cuento sólo a vos, Al —murmuró Exe.

—Bueno, abrime —casi se burló Alan.

Cortaron la llamada y Exe le abrió la puerta a Alan, quien entró, siendo abrazado por su amigo apenas cerró la puerta.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué no querés salir? —le preguntó en un susurro Varela.

Exe se sentó en la cama junto a Alan, y dijo:

—Luis se va a Bélgica.

—¡¿Qué?! ¿Cómo... Cuándo...?

—Me lo dijo a la tarde, dijo que como no juega por Benedetto y el Anderlecht se interesó por él... Se va —explicó Zeballos, y volvió a llorar.

Alan lo abrazó y el menor se acurrucó en su pecho.

—¿Estás así solamente por eso? —le susurró. Conocía a su amigo, y le parecía que no estaba así sólo porque Luis se iba—. Decime, Chango, te conozco.

—No, Al, es por algo más —dijo Exe, separándose—. No te puedo contar, no quiero que le digas a nadie...

—Ah, pero ¿con quién te crees que estás hablando? ¿Con Gastón? —casi bromeó Alan—. Decime cuándo revelé algo que vos no querías que se sepa.

—Nunca.

—Exacto. Si me decís, sabés bien que no voy a decirle nada a nadie a menos que vos quieras.

—Bueno. Pero al que menos le tenés que decir es a Lucho, no quiero frenar su carrera.

—¿Cómo? —se extrañó Alan—. ¿Cómo vas a frenar la carrera de tu novio?

—Es que... Bueno... —Exe suspiró—. Ehhh... Vas a ser tío —las últimas tres palabras las dijo rápidamente.

—¿Qué? —murmuró Alan, creyendo haber escuchado mal.

—Vas a ser tío —susurró el Chango.

Alan se contuvo lo más posible para no gritar, y se le tiró encima a Exe, abrazándolo. Exe le correspondió al abrazo y musitó algo cuando Alan lo empezó a asfixiar sin querer.

—Uh, perdón —rió Alan—. ¿Cuándo te enteraste?

—Ayer, a la tarde le iba a decir a Luis, pero no puedo. Se va a ir a Europa, Alan, y no puedo frenar así su carrera, no quiero tener algo que lo ate a mí, no le puedo decir —dijo Exe.

—¿Cómo te crees que vas a frenar su carrera, Óscar?

—Él se va a quedar acá si sabe que estoy embarazado, y a la mierda Europa.

—Tenés razón, pero Luis es un buen jugador, si no es ahora le va a llegar su momento más tarde, no podés no decirle, ¿cómo vas a hacer cuando le tengas que explicar a tu hijo que tiene un padre al que no conoce, y cómo le vas a explicar a Luis que tiene un hijo del que no sabe su existencia? —lo retó Alan—. No podés no decirle, no seas pelotudo.

—Lo de las explicaciones, cuando llegue el momento voy a ver cómo hago...

—Ah, cla, improvisando —se burló Varela—. Exe...

—¡No, Gonzalo! No le puedo decir que vamos a tener un hijo —se siguió negando el Changuito.

—Ay, cómo hago con vos —dijo en voz baja Alan—. Si no le decís vos le voy a decir yo, Óscar, él no puede no saber que va a ser papá.

—¡Ni se te ocurra, Gonzalo! —exclamó Exequiel, agarrándolo del brazo—. Si le decís, yo le voy a decir a Nico que...

—Vos a Nico no le vas a decir un carajo, Óscar Exequiel —lo detuvo Alan: sabía de lo que hablaba su amigo, sabía qué le quería decir a Nicolás, lo cual le diría si Alan no mantenía la boca cerrada—. ¿Por lo menos puedo ser el padrino del nene o nena?

—Obvio. Si te callás, claro —dijo Exe.

—Hecho. ¿Tenemos un trato? Vos no le decís a Nico, y yo no le digo a Luis y soy el padrino —propusó Varela—. ¿Trato?

—Trato —respondió Exe, abrazándolo—. Gracias, Alancito, gracias.

El mayor le besó la frente. Luego preguntó:

—Che, ¿qué pasaba que no le contestabas a Luisito?

—Me dormí, sólo eso.

—Al pedo lo preocupaste —le dijo Alan, y ambos amigos rieron.

Son tus hijos// Luis Vázquez x Exequiel Zeballos//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora