Luis se había ido, y Exequiel tendría que cuidar y críar solo a su bebé.
Pasó un tiempo, y en ese tiempo Alan prácticamente había ido a vivir con Exe, porque no quería que el 7 se separe de él.
—Alan, no estoy inválido —se quejó el Chango cuando Varela lo ayudó a sentarse.
—¿Y qué? Sólo te protejo —se defendió Alan—. No quiero que les pase nada ni a vos ni a mi sobrino.
—Me gusta que me cuides, pero tampoco la pavada —le dijo Zeballos—. Puedo cuidarme solo... —Fue interrumpido por Valentina, la hija de Alan.
—¡Tío Exe! —Valen se acercó corriendo y lo abrazó con cuidado. Alan le había dicho que tenía que tener cuidado.
Exequiel se rió y la abrazó.
—Papá me trajo —sonrió ella.
—¿No se quedó? —le preguntó Exe, y la niña negó.
—¿Cómo estás, Val? —le preguntó Alan, alzándola.
—Bien, papá —sonrió Valen, apoyando la cabeza en su hombro.
Zeballos sonrió al ver eso, acariciando su vientre en silencio, pensando. Queriendo que Luis esté con él.
—Chango —lo llamó Alan—, ¿cuándo tenés la ecografía?
—Mañana —responde con nervios Exe—. Tengo miedo —susurra.
—¿Por qué?
—Porque sí, capaz q-que sale algo mal...
—¿Querés que te acompañe? —le sugirió su amigo.
—Si querés sí —respondió el santiagueño.
—Perfecto. Mañana vamos juntos entonces —dijo Alan, y se sonrieron.
Al día siguiente, llegó el día de la ecografía de Exequiel. El día en el que descubrirían el sexo del bebé.
Exe generalmente no estaba nervioso por las ecografías, pero en esta en especial sí, ya que era muy importante para ambos, para él y el bebé.
Pero Alan no sabía lo que le habían dicho a Exe semanas atrás: que eran mellizos. Zeballos se lo iba a revelar en ese momento, cuando estuvieran por hacerla.
—¿Cómo vas con Nico? —le preguntó a Varela.
—Bien —fue la respuesta del 5.
—¿Seguro?
—Sí, vamos muy bien —susurró Alan.
—Si te hace algo, decime. No por nada ya casi no estás en tu casa, apenas lo ves... Siento que estás usando mi embarazo como una excusa para alejarte de él, pero no entiendo por qué no ves a Aitana.
—Sí la veo. —Ahí la conversación fue zanjada, y Alan se quedó en silencio por el resto del viaje.
Una vez que llegaron, bajaron y fueron a esperar. Un largo rato después, cuando llamaron al Chango, ambos entraron.
—Hola, Exequiel —lo saludó la doctora.
—Hola —susurró Exe, intentando no ponerse nervioso, algo que logró con la ayuda de Alan.
—¿Que es él del los bebés? —le preguntó la doctora.
—¿Dijo los bebés? —le preguntó Alan a Exe, quien suspiró y asintió.
—Te iba a decir hoy después de ver el sexo: son mellizos —respondió éste.
Alan sonrió y lo abrazó con fuerza. Exequiel se rió y le correspondió.
—Ah, y respondiendo a tu pregunta: es el tío, y futuro padrino de uno —le dijo Exe a la doctora.
Ésta sonrió e hizo que el santiagueño se acueste en la camilla, para empezar con la ecografía. Exe, nervioso, le hizo caso y apretó la mano de Alan.
La doctora le pasó un gel y empezó a pasar ese aparato por el vientre del Chango, mirando una pantalla. Exe y Alan miraban la pantalla con un poco de nervios.
—¡Ahí están! —sonrió la doctora al encontrarlos y miró bien—. Son... El que está a la izquierda es un varón, y la que está a la derecha es mujer. Felicitaciones —sonrió unos minutos después, luego de examinar que estuviera todo bien.
—¿Están bien entonces? —le preguntó sonriendo Zeballos.
—Están excelentes —respondió la doctora.
Ambos, sonriendo, se despidieron de ella y volvieron a su casa.
—¿Entonces voy a ser el padrino? —sonrió Alan.
—Sí —respondió Exe mientras entraban al auto—. Del nene si querés. Y Gastón de la nena, ya lo llamo para que vaya a casa.
Alan se rió y manejó hasta la casa del Chango, y al llegar entraron. Estaban por cerrar la puerta, pero de repente Gastón entró cómo si nada.
—Hola, ¿no? —le dijo Alan.
—Hola —se rió Ávila chocándole los cinco, y se tiró en el sillón al lado de Zeballos. Alan cerró la puerta, se sentó junto a ellos, y entre los dos le dijeron a Gastón sobre la ecografía y los padrinos.
ESTÁS LEYENDO
Son tus hijos// Luis Vázquez x Exequiel Zeballos//
RomanceNo te lo dije porque no quería frenar tu carrera, pero son tus hijos.