Obsesión

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Luego de aquel beso ambos se miraron y sonrieron, no hacía falta decir nada más. Con sus ojos se dijeron y prometieron que ese beso seria un secreto muy íntimo y privado que guardarían por siempre.

Pero luego fue como si cada quien perteneciese a mundos diferentes, siguieron como si nada hubiese ocurrido y claro, Lucius quedó frustrado porque su querido hijo aún no había conseguido nada ( o eso pensaba), y su hermoso jardín había sido arruinado por el pulgoso perro que sin cuidado aplastó sus amados lirios y narcisos, maldito Black. Y además como si no fuese suficiente, sus pavos reales tenían un trauma.

Finalmente llegó el sexto año y Draco trazo un plan, iba a conseguir a Potter a como de lugar. A veces se daba una escapada al mundo muggle con Blaise y Theo, por lo que su cuarto estaba lleno de pizarras dónde tenía muchos planes enmarcados y tachados con una enorme cruz. Falló en al menos 300 planes a lo largo de los años, pero uno, sólo uno lo puso más cerca del éxito, solo que no se daría el lujo de decirlo en voz alta por su orgullo, y también porque sabía que Potter lo dejaría sin pelotas.

- Así que...¿Lo vas a ignorar?- dijo Blaise desde sentandose con él en el compartimento que compartían con Pansy y Theo quienes simplemente leían.

- Si, ¿No es un plan genial?- sonrió el rubio ampliamente.

- Es lo más estúpido que he escuchado - dijo Blaise, pero aún así sonrió.- queda genial con Potter porque también es estúpido. - soltó una risita.- ¿Cómo es que te gusta?

- Si, es algo estúpido - negó el rubio - Pero tiene su...encanto, muy ahm... ¿Exótico? Si podría llamarlo así.

- Estúpido - soltó una risita Blaise.

- A ti te gusta el pobretón de Weasley y nadie te dice nada, que compite con la estupidez de Potter - dijo Pansy mirando a Blaise.

- Por un momento creí que me estabas apoyando, Pansy - Murmuró Draco rodando sus ojos.

Tenía que funcionar, iba a funcionar.

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Claro que estaba funcionando, aunque no de la forma en la que lo había planeado; Draco había estado comportándose de una manera distante, callada e incluso ignoraba a Harry Potter, como si jamás lo hubiese conocido en su vida, no hacia bromas ni comentarios, era muy extraño.

Harry notaba ello, se le quedaba viendo fijamente e incluso mandó a volar a varias admiradoras, entre ellos una tal Romilda Vane. Quien no fue muy lista y terminó dándole chocolates con amortenia a Ron Weasley.

Claro que luego Blaise se enteró y armó un escándalo por ello, aunque el pelirrojo andaba con una chica llamada Lavander. En fin, el chisme para después.

- ¿Draco, estás metido en algo ilegal?

Draco aguantó la risa, ese chico no era muy listo. Lo había seguido al baño de Myrtle dónde Draco solía esconderse, y evitaba al chico.

- Evidentemente, planeo conquistar al mundo - dijo rodando sus ojos. Hoy no era un buen día, no le gustó nada ver a Ginny Weasley muy cerca de Harry, le enfadó. - ¿Por qué no vas con tu noviecita y me dejas en paz?, Creí que eso era lo que querías.

-... ¿Estás celoso?- "¿Que comes que adivinas?" Pensó el rubio ante semejante pregunta, pero no le daría el gusto, no hoy.

- Para nada, ¿Celoso de que?- río.

- Tú y yo sabemos bien de que - se cruzó de brazos el pelinegro, Draco arrugó su nariz y giró a verlo. - Eres un tarado, Potter.

- Y tú un engreído - dijo mientras se acercaba a pasos lentos el de anteojos.

- Imbécil.

- Estirado.

- Cuatro ojos.

- Mal teñido.

- Cara rajada.

- Malfoyado.

- ¡Que hermosos ojos tienes!- gritó Draco estando lo suficientemente cerca.

- ¡Me gustas estúpido!- Gritó de vuelta Potter.

Ambos se miraron en silencio, fijamente. Y simplemente se abrazaron y comenzaron a besarse con desesperación, el ambiente húmedo por el baño que estaba algo inundado y sus labios chocando de forma salvaje, no les importó caer en el suelo y rodar un poco entre besos y caricias.

A Draco le faltaba la camisa, a Harry los lentes se le habían movido, pero nada los freno.

Un carraspeo ajeno a ambos los hizo girar, Severus Snape estaba ahí con los brazos cruzados y la ceja alzada.

Oh, bueno...tal vez él si podía frenarlos.

El silencio estaba predominando el lugar, mientras los jóvenes miraban con terror a Snape pero este simplemente les dió una mirada.

- Al menos espero que usen protección, no quiero nietos aún ni que contraigan Sífilis.

Dicho eso el hombre se fue en silencio, aunque para sus adentros estaba riéndose, y claro, no le diría nada a su esposo, por supuesto que no, Draco será quien se lo dirá en una de sus interminables charlas sobre San Potter.

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Lucius knows Donde viven las historias. Descúbrelo ahora