Amor de hermanos TMI FanFic (J/C/S)

Capítulo de relleno: Voces inquietantes

Sólo habían pasado unas horas desde la tortura de Jace. Acababa de amanecer. La luz empezaba a brillar a través de las nubes cuando el paisaje fuera de la ventana del dormitorio cambió. El apartamento se había trasladado a un lugar donde la luna todavía estaba alta en el cielo nocturno, sin bajar aún por el horizonte. Clary estaba profundamente dormida en la cama, recuperando el descanso que se le había escapado la noche anterior. 

Entonces la puerta de su habitación se abrió de golpe. La luz brillante del pasillo entró a raudales y Clary se apartó de la repentina luminosidad. Podía oírlo en su armario, el crujido de la ropa y el deslizamiento de las perchas. 

"¿Jace?" Clary gritó entrecerrando los ojos contra la luz. "¿Qué está pasando?" 

No era la hora otra vez, ¿verdad? 

Jace se acercó a sentarse a un lado de la cama, sus manos apartando tiernamente el pelo de Clary de su cara. "Lo encontré..." 

Su voz contenía cierta incertidumbre mientras miraba los ojos verde esmeralda de Clary. "¿Está bien?" Preguntó Clary, con la preocupación atenazando su corazón ante la idea de que Jonathan estuviera herido... o algo peor... y fuera por su culpa. 

Jace bajó las manos por los brazos de Clary, masajeando los músculos que se habían puesto tensos y doloridos por los días de estar atados y sin apenas moverse. "¿Físicamente? Creo que sí... Pero no parece él mismo Clary". 

"¿Hablaste con él?" 

Jace asintió, "Puedes moverte ahora Clary... Hemos terminado con esto". Jace tomó la mano de Clary, examinando las rozaduras en sus muñecas por la cuerda que había usado el día anterior. 

"¿Qué ha dicho?" preguntó Clary mientras se incorporaba lentamente, con un gesto de dolor en el cuerpo. 

Jace se encogió de hombros. "Dijo que lo dejara solo... No va a volver a casa. Puedes hacerle cambiar de opinión". 

Clary negó con la cabeza: "Le dije que se fuera, Jace... Debería haber manejado eso mejor". 

"Lo sé, cariño". Jace le rodeó el hombro con un brazo, presionando sus labios contra su sien para calmarla. "Ve a ducharte. Vístete. Te llevaré con él". 

*Jonathan's POV* 

La multitud era un borrón. La música era sólo un ruido blanco que ahogaba sus dolorosos pensamientos mientras él seguía con los movimientos de envolver su mano alrededor del vaso frío y lanzar el líquido ámbar hacia atrás. Sentía un agradable ardor en la garganta y un calor en el estómago a medida que el alcohol se iba asentando. 

El tiempo era un concepto abstracto aquí, en los confines del club. Podría haber estado aquí una semana o un día y no habría notado la diferencia, escondido en un rincón oscuro. Cogió la botella que tenía a su lado y se sirvió otro trago, mirando fijamente el líquido que se arremolinaba, sintiendo el bajo de la música reverberar contra su pecho. 

Podía haber mantenido la boca cerrada... simplemente tenerla en brazos hasta la mañana, donde se despertaría con un delicioso castigo a manos de sus dos hermanos... 

Los pensamientos llegan de forma imprevista, deslizándose a través de las grietas de sus paredes. Volvió a tirar la bebida, esperando combatir los sonidos evocadores de sus voces mientras peleaban. Fue en vano. 

No soy bueno para ti. Nunca voy a ser ese tipo. 

Su agarre del vaso se hizo más fuerte. Una parte racional de él se preocupó de que pudiera romperse. 

¡Cállate! ¡Cállate de una puta vez! 

Los latidos de su corazón habían aumentado. Sus ojos mientras la agarraba se abrieron de par en par por el miedo a él... Odiaba esa mirada. Quería su amor... su confianza... su sinceridad y honestidad. 

Tienes tanto miedo de que te abandonen que prefieres irte. 

Él sabía que ella se rendiría algún día. 

No puedo seguir haciendo esto.... Vete a la mierda... 

El vaso que tenía en la mano salió volando por la habitación para estrellarse contra la pared y romperse en mil pedazos. La ira era más fácil de sentir que la tristeza... La ira y el dolor contuvieron las lágrimas que amenazaban con caer y el dolor que ahogaba su corazón. 

Su mano se cerró alrededor del cuello de la botella mientras daba un trago en su lugar. Pensaba seguir tirando hasta que los recuerdos se ahogaran. Jonathan se balanceó hacia su taburete, casi cayendo al bajar para sentarse en el cuero marrón. 

No oyó las voces de fuera por encima del ruido de la discoteca, pero se giró cuando el movimiento de las cortinas permitió que las luces estroboscópicas de la pista de baile se filtraran en su rincón aislado. 

"Te dije que me dejaras en paz".