12. Piezas

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Narrado por Emma Danvers.

Había patrullado la atmósfera una vez cada día por las últimas semanas, no había habido rastros de la nave que nos había atacado aquella vez. Bajé y exhalé, me estaba haciendo muy buena para no respirar en el espacio y no necesitarlo, pero se sentía muy... humano poder tomar un suspiro de vez en cuando.

Descendí y me coloqué sobre la terraza de mi habitación en la Torre. No había tenido el coraje de aterrizar en la azotea desde la última noche que lo vi. No quería recordar cómo las últimas palabras que le dije fueron para romper su carácter, la culpa me corrompía de pensar que jamás le dije lo bueno que había sido conmigo, con todos.

Pensar en él me deprimía. No quería vivir el resto de mi vida extrañándolo, pero la pesadez de la realidad no me dejaba soltarlo. Había un momento en la mañana, cuando apenas estaba despertándome, que olvidaba que ya no estaba, y después la realidad me golpeaba y volvía a sumergirme en la mezcla de culpa y dolor que había estado comiéndome por dentro.

Tenía los boletos del concierto al que iríamos juntos colgados en la pared, era doloroso verlos pero también era un recuerdo del por qué jamás debía bajar mi guardia de nuevo. Tristán era una persona bondadosa, fuerte e increíble, y aún así no fue nada contra la muerte.

Me hacía sentir pequeña, y vulnerable.

No quería perder a nadie más, eso era lo único de lo que estaba segura. Cada que me imaginaba en el día en que tuviese que decirle adiós a Oliver perdía otro pedazo de mi alma, era demasiado doloroso para imaginarlo, pero ahora sabía que era inminente, y me asustaba hasta los huesos.

-Nat pregunta si irás a comer- dijo una voz desde la puerta. Volví el rostro y me encontré con Athena, viéndome como si estuviera viendo un perrito atropellado.

Me levanté del borde de mi cama en el que inconscientemente me había sentado a ver los boletos por quién sabe cuánto tiempo. Últimamente era muy difícil no perderme de ese modo en mis pensamientos.

-Eh, claro, sí- le respondí.

-¿Estás bien?- Me dijo ella. Odiaba la empatía de esa forma, siempre sacaba lo más débil de mí que pasaba horas tratando de mantener dentro. Volví la mirada hacia la pared de nuevo para recuperarme.

-Sí- respondí sin sinceridad, carraspeando para deshacer el nudo en mi garganta. Caminé hacia la puerta, y ella se movió del marco para dejarme pasar.

-Mentirosa- me dijo Athena cuando pasé a un lado de ella. Me volví para encararla, pero estaba sonriéndome muy poco. -Pero está bien, sólo quiero que sepas que si alguna vez dejas de estar bien, puedes hablar conmigo.

Genial, otra Cassie.

-Estoy bien- volví a decir, cada vez menos convincente. Comencé a caminar por el pasillo hacia el elevador, evitándola para evitar al mismo tiempo cualquier tipo de sentimentalismos.

-Cada quién lleva el duelo a su forma- insistió, metiéndose en el elevador conmigo a pesar de que había caminado muy rápido para que no me alcanzara. -No tienes que hablar de eso si no quieres, pero debes saber que no estás sola, y que cualquiera aquí sabe por lo que estás pasando.

Suprimí las ganas de gritarle. No, no sabían lo que yo estaba pasando, no se imaginaban lo que yo sentía, nadie de ellos se había detenido un momento para preguntarme cómo estaba, aún cuando sabían lo que había significado para mí. Todo eran reclamos por no tener un plan, recelo por no avisar antes, gritos por no liderar correctamente, etc. Todo era un sinfín de exigencias por ser la nueva roca de todos aquí ahora que Tristán se había ido, y nadie se había detenido a pensar que para mí también sería difícil.

Fracture (Young Avengers 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora