1

820 35 10
                                    

La veo pasar, siendo tan hermosamente cautivadora con esa piel blanquecina la cual contrastaba con ese cabello negro parecido a la obsidiana, esos orbes grises enigmáticos que tientan a caer en el pecado.

De cuerpo esbelto pero trabajado, piernas largas, cintura estrecha y unas caderas anchas las cuales están en un vaivén seductor.

Desde que regrese a este lugar, lo primero que me cautivo fue esta hermosa mujer; Mikasa Ackerman.

La primera ocasión mi camino cruzó con el de ella fue al caminar por los pasillos del hospital de Shingashima, aunque lo que más llamó mi atención fueron los cuchicheos de las mujeres que pasaban por su lado. La joven de hebras negras ni siquiera reparo en la presencia de esas mujeres regordetas.

La segunda, ella se encontraba leyendo un libro en la cafetería del lugar y ahora mi atención fue captada por dos hombres de mi edad susurrando algo mientras no dejaban de desnudarla con los ojos. Ella nuevamente hacía oídos sordos a lo que sea que esos tipos hablaran entre sí.

De ahí muchas veces más pude observarla, pero ya más harto que intrigado por todo el revuelo que se montaba cada que la oji-gris se hacía presente hice lo que cualquiera en mi lugar haría: escuchar lo que se dice de ella.

Una mañana al llegar a mi lugar de trabajo escuche que mencionaron a la joven que ahora rondaba en mi mente la mayor parte del día.

-En verdad no puedo creer que Mikasa se presentará ayer en la parroquia. - dijo mi compañera Ana Rheinberger.

-Lo sé, es una sin vergüenza una descarada. Si al menos tuviera un poco de decencia se largaria de este tranquilo pueblo. -agregó Lara Tybur.

-Quizá fue a confesar su larga lista de pecados, jajajajaja ya ven que está tiene mucha cola que le pisen.- agregó Mina Carolina de forma burlona.

-Chicas y si en realidad fue a engatusar al padre Armin ya ven que apuesto es y pues una mujer de las de su tipo nunca tienen límites. -sugirió de nuevo Lara.

-Solo porque es la única pediatra en este lugar, sino habría pedido que la hecharán de una buena vez. Por eso cada que mi pequeño enferma soy yo la que lo lleva a sus chequeos. Ni loca dejaría que mi Keith se acerque a esa. -terminó el tema Anka.

-Buenas tardes, señoras. ¿Algún pendiente para mi? -pregunté de forma seria y cortante.

-Buenos días doctor Jeager, ninguno su primera cita es hasta las 9:00 am.- respondió torpemente la recepcionista Mina Carolina.

Asentí pero no pude quedarme callado. -Les voy a decir algo señoras, les pido por favor que en mi consultorio no se reúnan para estar hablando mal de las personas. Recuerden que es de muy mal gusto, odio las habladurías y más cuando las personas afectadas no se encuentran presentes para defenderse.

Sin más entre directo a mi lugar de trabajo.

Las tres mujeres y sus habladurías me habían puesto de mal humor.

...............

Mi día laboral había pasado de forma rápida, este día había tenido más pacientes que lo habitual y la mayoría eran mujeres de entre 20-50 años.

Ninguna con alguna enfermedad, solo iban por boberias y para comprobar si yo era tan apuesto como ya las había escuchado decir incluso en la iglesia.

No es que yo fuera un fiel ciervo del creador, pero Frieda mi esposa si lo era y más desde que habíamos perdido a nuestra pequeña Historia hace 1 año atrás. Ella por buscar un consuelo y aferrarse a lo que sea que la mantuviera cuerda se refugio en la religión, no la culpo yo por mi parte el trabajo fue mi remedio para aliviar este desconsuelo que se jamás sanará.

Adúltera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora