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Por fin se estaba entregando a lo que se había negado tanto tiempo, las caricias de Eren a su cuerpo le hacían sentirse más segura, le quitaban la duda y el remordimiento.

Solamente era consciente de los labios de Eren en su cuello, los toques que el castaño le propinaba a su ya ansioso cuerpo. Sintió como una de las manos del doctor se movían hacían su espalda para deslizar el cierre de su vestido, aún besándola le fue abriendo la prenda rozando su caliente mano por la espalda provocando que su blanquecina piel de erizara.

Se separó de ella un momento solo para observar como el vestido «que se le antojaba molesto» caía dejandole admirar ese par de senos aún cubiertos por el sostén strapple que llevaba, la azabache tomó la iniciativa y desabrocho dicha prenda dejándo al descubierto esa parte de su anatomía.

Mikasa lo vio contemplar su pecho y solo bastó una mirada para que entendiera que podia tocarlos, Eren no espero más y tomo a Mikasa de la cintura para ponerla a horcajadas sobre él.

Comenzó a repartir besos sobre su pecho izquierdo mientras su boca deseosa se aventuró a tomar su pezon derecho lo que provocó un dulce gemido por parte de la joven quien no podía estar más que excitada.

Eren era bueno y hábil con la boca con sólo ella sentía que su centro se mojaba cada vez más, de sus labios salían palabras sin sentido acompañadas de dulces gemidos que provocaban que el pene del hombre se hinchara un poco más palpitando.

Él no podía resistirse más a sentir esa dulce tentación que la Ackerman tenía entre sus piernas. Dejó de acariciar el seno de la chica para bajar lentamente su mano por su estómago, bajando a sus piernas donde acarició por un momento para pasar a rozar con sus dedos los labios menores de Mikasa, los cuales aún estaban cubiertos por sus bragas que al tacto sabía eran de encaje.

Con su dedo índice fue trazando pequeños círculos aún sobre esa molesta tela.

—Eren, tocame por favor, por favor.— suplicaba Mikasa entre jadeos.

Él no iba a torutarla por más que quisiera prolongar este momento también estaba deseoso de sentir a la joven pediatra. Así que tomó la prenda haciéndola a un lado pudiendo sentir cuán mojada estaba su dulce chica.

Comenzo a estimular ese pequeño botón rosado mientras su dedo medio se deslizaba dentro de su cavidad.

—¡Mierda!— grito Mikasa al sentir la intrusión.

Eren gimió al sentir lo estrecha, húmeda y caliente que se sentía aquella parte de Mikasa Ackerman, la miró solo para encontrarla con la boca entreabierta, los ojos cerrados y su bello rostro ruborizado por las sensaciones que estaba experimentado.

—Estas apretando tan delicioso mi dedo que no puedo dejar de pensar como se sentirá esta vagina alrededor de mi verga. —decía mientras su dedo exploraba un poco más encontrando su punto dulce haciendo que la humedad aumentará más.

El Jeager notando esto dejó de estimularla sacando su dedo para recostarla en aquella cama y comenzó a bajar su cuerpo hasta que su rostro quedó a la par de la vagina de Mikasa.

Ella solo rezongo al ya no sentirlo dentro de ella, iba a quejarse hasta que sintió como le separaba las piernas siendo seguido de la cálida lengua de Eren saboreando su clitoris, haciendo más gemidos.

Volvió a introducir su dedo mientras su lengua lamía ágilmente ese capullo hinchado, Mikasa no podía hacer más que abrir sus piernas y tomar con ambas manos el cabello de Eren acercándolo más a su centro.

Fue cuando sintió que el orgasmo de la chica estaba próximo, así que comenzó a dar pequeñas mordidas a su clitoris mientras penetraba rápidamente provocando que la ojigris tapara sus labios para amortiguar el grito que se escapaba de ellos, él por su parte bebía de su excitación como si fuera un hombre al que le habían negado el agua durante días.

Adúltera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora