6

296 23 16
                                    

Estaba demasiado incómoda, no sabía que decir o como actuar frente a la joven mujer de mirada azul. Estaba sentada justo en su consultorio, no sabía a qué se debía la visita tan sorpresiva o quizá sí.

¿Qué tal si se entero que se había besado con su esposo? ¿Si venía a reclamarle? No, no, no. Ya tenía suficiente con las tres recepcionistas que laboraban ahí mismo.

Aunque si ese fuera el caso la señora Jeager no tendría una sonrisa hermosamente deslumbrante, ni actuaría con tanta amabilidad «que siendo sincera le perturbaba un poquitín» como lo está haciendo justo ahora.

Carraspeo un poco.

—¿Puedo ayudarla en algo señora Jeager?

La esposa de Eren pareció salir de su trance.

—Oh vamos, no me digas señora Jeager soy muy joven aún para ser nombrada de esa manera, dime Frieda. Y si, quería conocer a las amistades de mi esposo y hacerles una  invitación a una pequeña reunión en nuestro hogar.

Mikasa no pudo dejar escapar las pequeñas remarcaciones que Frieda hizo al señalar que Eren era suyo como si de un objeto se tratara, tampoco el fugaz brillo malicioso que noto en su mirada pero viéndolo bien pudo ser solo su imaginación.

—Me halaga mucho su invitación, pero no creo ser tan cercana al doctor Jeager. Solo somos compañeros de trabajo. —trato de darle un intento de sonrisa.

—Es una pena que tu no te sientas de esa forma porque para Eren si lo eres. No se cansa de hablar de ti de lo buena que eres en tu trabajo. Incluso he llegado a sentir celos de ti, me ha dado miedo que algún día el quiera dejarme para ir corriendo a tu lado. —finalizó con un puchero.

Mikasa casi se ahoga con su saliva, lo que provocó que le diera un pequeño ataque de tos.

—¿Disculpe?

Frieda soltó una muy bonita y sonora carcajada provocando que la Ackerman se sintiera más nerviosa.

—Solo estoy bromeando Mikasa, relájate un poco. Jamás dudaría de mi marido porque se que él me ama, me lo demuestra todos los días con sus detalles y en la cama.

El tono de la ojiazul cambió a uno pretencioso.

Y lo supo, Mikasa supo que Frieda sabía algo o al menos intuía que entre ella y Eren había sucedido algo. Trató de recobrar la compostura. Ella no era una idiota y no le daría motivos a esta mujer para hacer escándalo.

Ahora comprendía que esa invitación a cenar no era más que para restregarle en la cara lo bien que se encontraba la relación de ellos. Así que no tenía de otra más que aceptarla para no levantar sospechas, aún y cuando ella no tenía nada que ver con el Jeager.

—No te preocupes Frieda es solo que me tomaste por sorpresa, y respecto a la cena dime que día y a que hora sería para ver si tengo libre esa noche.

—Claro será este sábado a las 21:30, es el departamento 123 de los edificios frente a la plaza principal.

—Entonces nos vemos ahí, fue un gusto conocerte Frieda.

Ambas se despidieron de un apretón de manos.

…………

Ahora comprendía porque Mikasa le gustaba tanto a Eren, la chica era muy hermosa con unos ojos color plata, el cabello negro y brillante como el de un cuervo  podía apreciar una figura esbelta y la pálida piel. Incluso ella se sintió atraída rápidamente a la joven pediatra.

Pero aún y con que su esposo quería engañarla con Mikasa no le tenía ningún rencor o mal sentimiento a la azabache.

Su "venganza" era contra el de mirada esmeralda. Y hablando de él tenía que seguir fingiendo un cariño que ya había muerto hace mucho tiempo.

Adúltera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora