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Llegaron a casa, después de una tarde llena de melancolía y de un ataque de crisis por parte de su esposa.

Comprendía el dolor de Frieda porque el mismo lo sentía, Historia también había sido su pequeña princesa pero a pesar de su lamentable desenlace ellos tenían que seguir sus vidas.

Para Eren la rutina que llevaban en su "relación" ya se le antojaba muy complicada porque para iniciar ya ni siquiera parecían una pareja. El había intentado por todos los medios acercarse a ella, pero la Reiss se negaba. Jeager le había hablado hace unos días atrás de la posibilidad de intentar tener otro bebé y aunque él sabía que un hijo jamás sustituirá a otro tampoco se cerraba a la idea de uno en un futuro no muy lejano porque siendo sinceros aún eran muy jóvenes y y quería formar una familia.

Pero contrario a él, Frieda ya había tomado su decisión no volver a embarazarse y el lo respetaba porque a final de cuentas ella sería la que cargaría con un hijo en su vientre y la forma en que se puso al tocar el tema le demostró que ella jamás sanaria esa cicatriz.

Aunque esa decisión a él le dolía, no podía hacer más que aceptarla.

Miró a la joven que yacía en su cama, dormida «más por el sedante que por voluntad propia» pensó.

Había ocasiones que él no quería que se llegara el día de visitar el cementerio porque como ya había dicho en lugar de superar el duelo este aumentaba más a tal punto de que su esposa siempre intentaba hacerse daño.

Acarició el rostro de Frieda y salió de la habitación.

Al llegar a la sala prendió el televisor y el canal comenzó a transmitir el noticiero. Estaban hablando de un asalto que había terminado mal y donde un pequeñito había resultado lesionado aunque nada de gravedad.

Al momento de la cámara enfocar a la reportera de piel blanquecina, cabello negro aunque está tenía los ojos azules, su mente no hizo otra cosa más que recordarle a su colega y por la cual había estado teniendo sueños cada vez más sugerentes en las últimas noches.

Esa mujer se había filtrado en el como la humedad, como si hubiera usado un tipo de hechizo el cual ahora lo tenía loco por ella aunque sabía que eso no podía haber sido.

Eren cayó ante la belleza de la azabache, a ese vaivén de sus caderas a esa pequeña boquita de labios rosados, pero sobretodo a esos intrigantes ojos grises.

Y se sentía culpable porque el no debería de pensar en nadie más que no fuera Frieda Reiss, su amada esposa a la que juro amar y cuidar frente la ley del hombre y la de Dios, él había decidido unir su vida con la de ojos azules porque tenía todo lo que buscaba y la amaba, había sido su primer amor.

Miró el reloj 14:30 pm.

Aún era temprano pero decidió salir a hacer la despensa ya que no contaban con mucha comida, agradecía que hoy fuera sábado y que su turno empezará hasta el lunes ya que había hecho guardias intensas desde hace un mes.

…………

Al llegar al establecimiento puso manos a la obra iba pasillo por pasillo poniendo dentro del carrito los artículos de necesidad.

Paso de largo el pasillo de licores ya que el no solía tomar en casa y cuando lo hacía era en reuniones con sus amigos o familia y dos o tres copas y su esposa nunca fue de beber. Siguió al pasillo de congelados y tomó una caja de paletas de chocolate con relleno de crema, eran las favoritas de Frieda. A un lado de estas estaba un bote de helado mágnum ese era su favorito.

Estaba tan distraído pensando en el brownie con helado que iba a comer apenas llegara a su hogar que no noto la precensia de alguien a lado de él y menos que tomó el mismo bote hasta que sintió la mano.

Adúltera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora