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Decir que no le divertía y a su vez le parecía incómodo este momento sería una mentira.

Le daba una gran satisfacción el ver cómo Eren Jaeger estaba cabreado y tragandose la bilis que estaba produciendo su cuerpo debido al enojo que sentía al ver como Mikasa no le dedicaba ni una mísera mirada y toda su atención la brindaba a él.

Pero por otro lado era sumamente incómodo el estar cerca de Frieda, no negaría que la mujer era muy atractiva con esos ojos azules como el mar, un cuerpo tentador y una cara bonita debía admitir la buena fortuna que el doctor tenía para que las mujeres hermosas cayeran ante él, pero bueno ninguno de esos atributos le ayudaba a la señora Jaeger a ocultar la pésima forma de ser que tenía.

Era una joven que se le notaba la cizaña y odio que sentía por la Ackerman, aunque dada la situación en la que se encontraba su amiga pues tampoco podía juzgar a la mujer del doctor.

Pero eso no era todo lo que lo incómodaba, había captado varias miradas y actitudes asquerosas en los compañeros hombres de la pediatra y unos comentarios muy ofensivos y soeces por parte de las mujeres que estaban a su alrededor.

—¿Estas aburrido? Sí es así podríamos irnos ya, el doctor Grisha ya recibió su galardón y creo que esta demás seguir en esta fiesta.

—Quedemonos un rato más, quiero bailar contigo aunque sea una de esas anticuadas canciones que suelen poner en este tipo de reuniones. Quiero que todos vean que la mujer más hermosa de este lugar está conmigo.— dijo mientras le guiñaba un ojo y le acariciaba la mejilla provocando un fuerte sonrojo en Mikasa.

Le encantaba verla de esa forma, le hacía ver que ella no era inmune a sus descarados coqueteos. Aki lo que más deseaba en este momento era que Mikasa se olvidara de Eren y le diera una oportunidad por más pequeña que fuera.

—Creo que no me cansaré de decirles lo bien que se ven juntos ustedes dos, es muy afortunada Mikasa al tener un hombre como el señor Hayakawa a su lado que se ve que la quiere mucho y le puede demostrar su cariño en público.

La Ackerman no pudo hacer nada más que sonreír y decir un pequeño gracias.

Sabía con que intención decía esas palabras Frieda, era un recordatorio que con su marido eso jamás podría haber pasado enfrente de toda esa gente.

—¿Entonces ustedes son novios, amigos con beneficios o simples amigos?— cuestionó la ojiazul.

Aki cómo el caballero que era iba a contestar de la forma más educada posible, pero fue interrumpido por Eren.

—Eso es algo que a ti no debería interesarte Frieda, la vida personal deñ la doctora Ackerman es algo que no te incumbe así que deja esas preguntas a un lado.— le dijo con un tono severo que jamás había escuchado que usará— Les ofrezco una disculpa a ambos, es solo que a veces mi mujer se pasa de imprudente. Y si nos permiten iremos a felicitar a mi padre, compermiso.

Dicho esto Eren tomó del brazo a una perpleja Frieda y se alejaron de la mesa.

—Esa mujer si que es imprudente, en verdad lo que tiene bonita lo tiene de cizañosa.

—No deberías hablar así de ella, es obvio que pensara mal de mi si sabe que me metí con su esposo, no la culpo yo estaría igual si estuviera en su lugar. Recuerda que yo fui la otra.— dijo con un suspiro.

—Puede que así sea Miks, pero eso no le da derecho a insinuar o tratarte mal. Si tanto le afectará esta situación hubiera pedido el divorcio a su marido o despotricando contra el también, tu no eres la única culpable. Y ya no hablemos de ellos, mejor ven vamos a bailar con esta música de personas sexagenarias.

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