Gulf no sabia lo que era el amor, nunca supo de eso. El único amor que sentía era por su amigo Mild, aunque no era de manera romántica.
A sus 23 nunca había estado en una relación amorosa, no porque fuera gay, sino porque no sentía química con ning...
La vida de Mew volvió a la monotonía de siempre. Sus días se volvieron igual de grises que antes de esa hermosa cita donde conoció a Gulf.
Su corazón se congeló de nuevo en su pecho y tuvo que eliminar la aplicación de "Boys For Rent", pues ya no se sentía correcto trabajar de un novio falso, además de que no podía actuar como el novio que todos esperaban.
Su mayor ingreso se fue por la borda y tuvo que tomar varias horas extras en el bar para poder seguir pagando su departamento a tiempo, antes de que Mame decidiera echarlo para siempre debido a su irresponsabilidad.
Pero cada día se volvía más difícil aparentar una sonrisa amable con los clientes. Algunos días quería simplemente quedarse en casa, dormir y comer para llenar el inusual vacío que tenía en su corazón.
-Mesero, una cerveza.- gritó una chica desde una orilla de la barra.
-Enseguida.- gritó Mew en respuesta apenas divisando donde se encontraba la mujer para poder llevarle su pedido.
-¿Como estas hoy, Mew?.- preguntó Tul cuando ambos se encontraron en la fuente de cervezas, preparando dos vasos.
-Ya sabes, siguiendo mi vida.- murmuró el pálido encogiendo los hombros, partiendo hasta la chica sin siquiera ver a su amigo.
Para Tul era muy difícil ver a su amigo así, aunque intentaba de todo para mejorar su humor, nada funcionaba. Mew simplemente vivía en automático, incluso más decaído que después de Art.
-Aquí tiene.- el pálido dejó el vaso frente a la chica.
-Gracias, guapo.- la voz de la mujer era coqueta, pero Mew ni siquiera le puso atención, pues no era la primera vez que alguien halagaba su apariencia.
-¿Necesita algo más?.- preguntó amablemente por el protocolo.
-Tu número en un papel, ¿eso está disponible?.- la chica alargó su mano y acarició la del pálido de forma lenta.
-Lo siento mucho, pero eso no es posible en horas de trabajo.- respondió amablemente el castaño, queriendo huir de inmediato, incómodo con la mujer.
-Oh, pero eso no es un no, puedo esperar a que termine tu horario.- dijo la desconocida de forma coqueta.
-Disculpe, mi amigo no está interesado.- Tul tomó al pálido de los hombros. -Es gay.- murmuró a la chica, llevándose a su amigo al otro lado de la barra.
-Gracias, amigo.- murmuró Mew apretando la mano del moreno.
-Para eso estamos, te vi incómodo y tenía que ayudarte.- Tul sonrió a su amigo y lo dejó para seguir trabajando.
Suppasit vivía de esa forma, actuando frente a los clientes lo mejor que podía y siendo ayudado por su mejor amigo en esos momentos en los que ya no sabía qué decir para rechazar amablemente a los clientes.
-Vaya, que guapo bartender tiene este bar.- dijo una voz algo burlona.
Mew se quedó estático, podía reconocer esa voz en cualquier parte y no estaba seguro de qué sentir al escucharla.
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