Siempre había dicho que temerle a la muerte es como no querer vivir la vida, parecía tener mucha valentía en mi para decir esas palabras. Pero cuando la respiración se corta en medio de la noche y la angustia te ataca, sintiendo la muerte venir por ti, cuestionas toda tu vida, tus acciones, y sobre todo las decisiones. La experiencia no solo hizo que pensara en lo efímera que es la vida sino que realmente a lo que le temía no era a la muerte sino a lo que vendría después, a donde iría, que pasaría conmigo.