Mientras leía el capítulo de aquel libro, donde la protagonista se marchaba con corazón destrozado, me veía, sentía ese dolor agonizante que una vez me consumió y que aún en mis noches de insomnio regresan y me desarman.
El adiós tan frío que con el que te despediste aún resuenan en mi cabeza, no podía hacer más que soltar un de lagrimas en silencio y guardarle luto eterno a aquel amor que nunca me tuviste.
"Eres una gran mujer, de seguro encuentras a alguien que se sienta orgulloso de llevarte del brazo"decías, pero nunca entendiste que yo quería que ese tipo afortunado seas tú, rogaba a los cielos cada día que me amaras aunque sea un tercio de lo que yo te amaba a ti, pero no sucedió.
Y hoy cuando escucho tu nombre no hago más que sonreír, mientras que el poco corazón vivo que me queda se estruja y se rasga un poquito más.
En noches como estas me permito llorarte, cada lágrima es una palabra tuya rechazándome, y sé que soy una estupida, una maldita estupida que le llora maldito egoísta que nunca la quiso y nunca la querrá.