No había dudas de que me amaba, lo hacía. Tampoco dudaba de que había hecho lo que le fue posible, a pesar de todo. Sin embargo, jamás me amaría de la forma en la que quiero que me ame. Independiente de lo que nos une, siempre había una barrera invisible en nuestra relación y, por más que intentaba tirarla, no había podido, en todos estos años no había podido.
La cuestión en si no era su extraño amor por mi, no. La cuestión era que en días como estos donde pienso en todo y nada, creo que la tristeza no tiene que ver con la esperanza.
La amaba, claro que sí. Mas de lo que pudiera imaginar, pero ya no tenía esperanza alguna de que un día, solo un día pudiera amarme como lo necesito. Si, me dolía demasiado, pero ya no tenía esperanza de que algo cambiará entre nosotras, solo hay resignación.
Cada vez que la abrazaba, cada vez que besaba su mejilla, cada vez que hacia algo por el mero deseo de hacerlo para ella, era yo diciendo a gritos silenciosos que me amara, que me amara un poco más de lo que lo amaba a él. Que sentía su favoritismo, que siempre lo sentí y que la entendia, carajo la entendia. Su deseo siempre fue tener un hijo y no realmente una hija.
Pero eso no hacía que doliera menos, no hacía que mi amor por ella mermara y, por supuesto, no hacía que muy en el fondo no anhelara que ame con la intensidad que lo ama a él.
Los dos, tenían la asombrosa habilidad de hacerme sentir menos, aunque no los juzgaba. No podía, a pesar de todo, yo entendía, siempre entendía y de tanto entenderlos me olvidé de entenderme a mi.
Por eso hoy, en esta banca mirando los primeros rayos de sol, me doy cuenta que ya puedo esperar algo de quien no está dispuesto a darlo. No voy a esperar a que mi madre me ame como quiero y necesito, voy a amarla con lo que tengo y con lo que puedo. Y, realmente, lo que más me asusta de todo es amarla tanto que luego ya no me quedé más amor que darle, suena extremo pero me conozco lo suficientemente para saber que es posible.
Mientras tanto seguiré pensando ilusoriamente que tengo a la mejor mamá del mundo.