Capitulo 4

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Hola, queridas saltamontes.

Aquí está el capítulo de la semana.

No haré maratón por ahora.

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A la mañana siguiente me levanté con buen ánimo, ya tenía un correo de Saúl del prenupcial

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A la mañana siguiente me levanté con buen ánimo, ya tenía un correo de Saúl del prenupcial.

Lo leí y le mandé el correo diciéndole que todo estaba perfecto y que lo veía al medio día en Harot.

Después de hacer una pequeña rutina de ejercicio, era hora de alistarme para ir a trabajar, Nora me saludó al verme bajar las escaleras.

—Señor su desayuno está listo.
—Gracias.

Nora tenía un bastante tiempo trabajando conmigo, era eficiente en su trabajo y por esa razón era la ama de llaves.

—Señor su desayuno —puso los diferentes platillos, fruta, claras de huevo y jugó de naranja.

Me gusta un buen desayuno para poder mantenerme en forma, por esa razón me levantó desde las 6 am, para poder hacer ejercicio, es el único horario que tengo para hacerlo.

A las 9 de la mañana, salía de la casa directo a la empresa, como dueño tengo que estar presente en todo; mi familia dice que soy obsesivo por el trabajo, tal vez tengan razón, sin embargo, ser disciplinado en todo, me ha llegado a ser uno de los hombres más importantes del país y pienso ser el mejor.

La prueba es que obtendré lo que he deseado.

Olivia Adams.

Como siempre me saludó la secretaria, y dio todos los compromisos que tenía hoy.

—Pospón los del medio día, tengo que salir, tampoco almorzaré aquí.
—¿Quiere que le haga reservación en algún lugar?
—Si, en el plaza en un salón privado, solo dos personas.
—por cierto, señor. Han hablado de la Joyería y tienen listo lo que ha encargado. Puedo mandar a buscarlo.
—Yo iré por eso.

Trabajé una hora más hasta que era el tiempo para ir a la joyería y así llegar a Harot al medio día junto con Saúl Cox, había visto por internet anillos de compromiso desde que supe sobre la empresa de Robert.

—Buen día, Señor Miller. Un placer tenerlo aquí —saludó con entusiasmo el encargado de la tienda —Por aquí tenemos su pedido ¿le puedo ofrecer algo de tomar?
—No, gracias.

La tienda no estaba tan concurrida, los que se encontraban ahí, solo me vieron de reojo. Pensaran que vengo por un reloj, es mejor que lo crean, aún no hay nada seguro hasta que no firme el contrato.

Me guío hasta un pequeño salón privado que parecía más una pequeña bóveda.

—Aquí lo tiene.

Se puso del otro lado de la única mesa que había con una pequeña caja color azul, abrió la caja para que pueda ver su contenido.

Nicholas MillerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora