Había ido a ver el vecindario junto a sus padres hace un par de semanas y lo había amado desde el primer momento.
Las casas eran pequeñas pero lindas, todas muy bien cuidadas. Las edades entre los vecinos variaban mucho, pero no tenia ningún problema con eso, si el lugar era tranquilo, mejor por él.
Estaba muy emocionado. Los muebles llegarían en un par de días más, mientras tanto, solo contaba con lo básico.
Se instaló lo mejor que pudo y aunque recién acabara de llegar, ya lo sentía como su hogar.
Ese lugar estaba hecho para él. Fue un milagro encontrar una casa, por poco y se desilusionó al saber que tendría que vivir en un departamento, y no es que tuviera algo en contra de eso, solo que no era lo que él hubiera deseado.
Aunque sus padres fueron insistentes, y por cuestión del destino, esa casa estaba disponible, en muy buenas condiciones, en un lugar agradable, y para su fortuna, relativamente cerca de su trabajo. Un sueño hecho realidad sin duda.
Los primeros días transcurrieron con toda la normalidad posible, y no se había equivocado, el lugar si era muy tranquilo.
Salió de compras y preparó pasteles de arroz para sus nuevos vecinos. Quería dar una buena impresión, ya que ese sería su nuevo hogar permanente.
Primero fue a la casa contigua, pero por más que tocó la puerta, nadie abrió. Aunque podría jurar que oía murmullos en el interior, no quiso pensar en que lo estaban ignorando y decidió mejor ir ahí al final.
Conoció a dos amables parejas de entre 30 y 40 años y unos amables viejitos junto a su nieta de algunos 20 años, le calculaba. Tenía buen ojo para deducir las edades de las personas.
Se agarró a platicar un poco con los dos ancianitos, la mujer le recordaba a su abuela, y en cierta manera, siempre se había llevado muy bien con las personas de la tercera edad, aunque sus padres siempre habían dicho que tenía un "alma vieja" y por eso entendía perfectamente a los mayores.
Después de compartir algunos consejos de jardinería que estaría encantado de aplicar en sus plantas cuando las trajera de la casa de sus padres, volvió a su propio hogar.
La casa de al lado parecía llamarlo, sentía un pequeño pendiente en su interior. Y aunque estaba un poco ofendido por poder haber sido ignorado, decidió volver a intentar.
Toco la puerta un par de veces, pero nuevamente no se abrió.
Suspiro cansado, él solo quería ser amable.
Lo intentó una última vez, si fracasaba, dejaría de intentarlo.
Los pasos apresurados junto a alguna que otra grosería junto a tropiezos fueron lo que escucho antes de ver la puerta ser abierta con lentitud.
Un chico de cabello rubio, más o menos de su edad, apareció frente a él.
Se avergonzó un poco al ver que solo traía una camisa larga encima, desconocía si traería algo debajo, aunque a él no parecía molestarle.
Tenía una apariencia desaliñada, las mejillas sonrojadas y respiraba levemente agitado. No se imaginaba lo que podría haber estado haciendo antes de abrir la puerta.
—H-hola. ¿Necesitabas algo? —preguntó con cortesía.
—Disculpa si... interrumpo. Acabo de mudarme y venía a darte esto. —Señaló el pastel de arroz en sus manos, dándosela.
—Oh, muchas gracias. ¿Vives a lado?.
—Si, soy tu nuevo vecino. —El que estuviera vistiendo así lo hacía sentir un poco incómodo. —Bueno, yo ya...
—JiMinie, ¿hay alguien en la puerta?. —La voz más grave desde adentro interrumpió sus palabras.
Por la puerta entreabierta desde donde se asomaba el rubio, pudo ver a alguien aproximarse.
Sin embargo, no esperaba ver eso.
Dios. Si antes estaba avergonzado, ahora lo estaba más.
El otro hombre, de cabellera oscura, piel más pálida y voz aparentemente más grave, solo traía un pantalón de mezclilla, dejando su torso marcado al descubierto.
Ignorando rotundamente su existencia, lo vió abrazar la cintura del rubio, que deducía se llamaba JiMIn.
—Vamos adentro, cariño. —intentó convencer al chico en la puerta.
JiMin hizo amago de soltarse de su agarre, pero al final no lo logró.
—Yoon...¡Estoy ocupado, déjame!. —Intentó forcejear, inútilmente.
Sin embargo, el pelinegro no se rindió, comenzando un pequeño juego de forcejeos y besos con quién Tae creía era su pareja, haciéndolo sentir mal tercio en la escena.
Al final, JiMin terminó siendo jalado hacia el interior de la vivienda, apenas alcanzando a disculparse y dar un rápido adiós, cerrando la puerta seguido de algunos gritos y sonidos que no le interesaba descifrar.
—Y-yo ya me tengo que ir. —Hablo más para sí mismo antes de salir casi corriendo a su casa.
Que acababa de pasar.
key, el título definitivamente no es de mis mejores trabajos XD, pero fue lo que se me ocurrió en el momento y si encajaría con la historia (≧▽≦)
(ㆁωㆁ)Consideraría cambiarlo luego, pero conociéndome, seguro no lo haré.
Y bueno, me quedo larga la introducción, aunque dudo que sea igual con los demás capítulos, creo que variaría de las 500 a las 1000 palabras (。•̀ᴗ-)✧
¡Espero que les haya gustado y les llame la atención tanto como a mí!.
Estaré subiendo más historias los próximos días por qué no quiero que se queden ahí en el olvido y cada vez se me acumulan más, así que no duden en ir a darles un vistazo. (人*´∀`)。*゚+
¡No olviden dejarme su lindo voto y comentario si les gustó!.
¡Espero poder estaría actualizando pronto! (*˘︶˘*).。*♡
¡Nos vemos! ( ˘ ³˘)♥
ESTÁS LEYENDO
¿Tu esposo es un demonio? ʸᵐ ᵀʰ
FanfictionAl mudarse al que sería su nuevo hogar, consideró todas las posibilidades, pero por su cabeza jamás pasó la idea de que su vecino tuviera a un demonio por esposo. Amó el vecindario desde la primera vez que lo vio, y estaba realmente emocionado por...