Prólogo

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El anochecer se acercaba y cada habitante del pequeño pueblo se alistaba para ir a sus hogares o para visitar el bar del lugar.

Entre toda la gente se podía ver a un  niño de  ojos color avellana, pelo castaño oscuro  rizado y un visible tono oscuro de pecas en la nariz y las mejillas, a una niña delgada de piel trigueña, cabello negro rizado, ojos cafés, pecas en la nariz y las mejillas, ambos cargaban bolsas de compras, al parecer cumplían con un pedido de su madre.
Les faltaba poco para llegar a su destino pero fueron interrumpidos por sus amigos los cuales se veían cansados.

----: Camila!!

La niña volteo cuando le llamaron y su hermano se detuvo para esperarla.

—: Hola Manolo
Manolo: *-Sonríe-* Hola
Camila: Santiago, Antonia, ¿Ocurre algo?

Los dos niños recién llegados sonrieron y les dieron un papel.

Antonia: Bueno, cómo saben el día del padre se acerca y nuestra mamá quería hacerle algo especial, nos preguntamos si tú mamá puede ayudarnos a preparar el pastel y los bocadillos, todo lo que ella hace es  delicioso

La sonrisa de los dos niños desapareció durante unos minutos y sus ojos se apagaron, las bolsas de compras hubieran caído al suelo si no fuera por que de un momento a otro estás se encontraban flotando.

Santiago: Amber!!
Hola

Una niña delgada de piel clara, con cabello rojizo rizado que era recogido en una trenza y ojos avellana se acercó a los cuatro niños.

Amber: Hola, Manolo, Camila, mamá los espera

Ambos niños salieron de su shock para ver a su hermana, asintieron y se dirigieron a su casa.

Amber: Le avisaré a mi mamá sobre su pedido, estará listo para el día especial, no sé preocupen.
Antonia: Muchas gracias Amber, y sobre lo que mi hermano dijo, nosotros lo senti—
Amber: *-Niega-* No es su culpa, tranquilos, son cosas que suelen suceder
Tengo que ir con mi mami antes de que se preocupe, nos vemos
Antonia: Nos vemos Amber

La niña peliroja se dirigió a su hogar con las compras flotando encima de ella,  al llegar vio a sus hermanos parados frente a la entrada.

Amber: Vamos, milagro, ¿Puedes abrirnos?

La casita abrió su puerta haciendo que los tres entren.

Amber: Gracias

La casita movió sus muebles dando a enterar que no había nada que agradecer.

---: Mis niños, pensé que les había pasado algo

Desde el segundo piso una hermosa mujer de 30 años, de ojos color avellana los cuales se encontraban tras unas gafas verdes de montura redonda gruesas, cejas negras, pelo negro rizado hizo su apareció y detrás de aquella bella mujer,  otro niño parecido a ella apareció, lo único diferente entre los dos eran sus ojos, los ojos del menor eran de un color verde.

Amber: Mamá, los hijos de la señora Martínez preguntaron si podíamos preparar un pastel para el día del padre, Adam baja y ayúdame por favor

El pequeño Adam tembló un poco ante la palabra padre, su madre sonrió un poco, su hijo menor le recordaba tanto a su tío Bruno pero su mirada era triste, vio como sus cuatro hijos la miraban buscando una respuesta, desde ya hace tres años le preguntaban a su madre sobre su padre pero ella no decía nada y cambiaba de tema.

Manolo: Mamá, se que no debemos hablar de esto pero, ¿Por qué nosotros no tenemos papá?

Todo el lugar quedó en silencio durante unos momentos.
Amber al ver esto decidió leer la carta tratando de evitar ese tema.

Amada madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora