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Su sabor invadió sus sentidos y su cuerpo respondió como si estuviera muerto de hambre y necesitase atención física. Le devolvió el beso con toda la frustración y deseo acumulado que había estado padeciendo desde la última vez que se habían tocado. Deslizó las manos por sus hombros y permitió que su cuerpo se acomodara al de él, sentir la fuerza de su pecho. Un ancla robusta en mitad de un mar de miedo y de preocupación.

Hundió los dedos en su pelo y se aferró a él.

Su beso resultaba apasionado y Jimin deseaba dejarse llevar. Deseaba todo lo que había tenido miedo de desear durante tanto tiempo. Y con ese deseo se dio cuenta del camino tan peligroso por el que deambulaba en aquel momento. Había muchas cosas en juego. Todas las razones por las que nunca se había permitido pensar en el recuerdo de su tiempo con Namjoon se le pasaron por la cabeza; sus caricias, su sabor, el placer mutuo. Había sido indescriptiblemente hermoso y sólo había durado treinta y seis horas. Después había irrumpido la realidad con fuerza.

Jimin apartó los labios y lo empujó ligeramente con las manos, aunque romper el contacto le produjo un dolor casi físico.

- No, esto no está bien - balbuceó jadeante -. Esto sólo complica las cosas.

- Claro que está bien. Necesitamos hacer esto, Jimin. No podemos resistirnos a lo que hay entre nosotros. Deja que te muestre lo especiales que podemos ser. Déjame estar ahí por ti, protegerte, hacerte el amor.

Jimin recuperó toda su fuerza y se apartó de él. El corazón le latía con fuerza en el pecho, como un pájaro atrapado en una red. Así era exactamente como ella se sentía. Atrapado. ¿En qué momento se había complicado tanto su vida? No se había permitido añorar el pasado, añorar el momento en el que su vida era fácil y despreocupada. Era una pérdida de tiempo en su nuevo mundo.

- No, Namjoon. Incluso aunque lo deseara, ya no soy ese tipo de persona. Tengo responsabilidades para con mi hijo y mi madre. Tengo que estar al cien por cien. No puedo fallar.

Namjoon se acercó, le agarró las manos y las presionó contra su pecho.

- Jimin, déjame compartir tu carga.

- Tengo miedo.

- ¿Miedo de mí?

- ¿De ti? No exactamente. Más bien de lo que eres capaz de hacerme.

- Si me dejas entrar en tu vida, no te haré daño.

- Físicamente no. Pero tienes demasiado poder sobre mí. Temo que, si renuncio al poco poder que tengo sobre mi vida, perderé todo aquello por lo que he trabajado. No creo que entiendas lo mucho que eso significa para mí.

- Lo entiendo. Sé lo que es cargar con las expectativas de los demás. Pero también sé que nadie puede hacerlo todo solo.

Se inclinó hacia delante y le dio un beso en la frente.

- Ayúdame entonces, por favor.

Él asintió.

- Primero tenemos que asegurarnos de que Yeojin y Minhee no se vean inmersos en todo esto más de lo que ya lo están.

Durante las dos horas siguientes hicieron planes. Para Jimin resultó increíblemente fácil no sólo compartir sus responsabilidades, sino renunciar al control a favor de Namjoon. Tras hablar con Mark, que sugirió que Minhee y Jin se quedaran en la granja que su hija tenía a las afueras de Glenorchy, simplemente fue una cuestión de esperar a la oscuridad para poder marcharse. Minhee había protestado en un principio y había dicho que tenía que estar con Jimin, pero Kim se había mostrado firme. Y Mark también. Al enterarse de lo ocurrido, había mostrado una inesperada determinación por proteger a su madre e hijo de cualquier intrusión de los medios. Finalmente Minhee había capitulado. Jin estaba entusiasmado con la idea de poder montar en poni en la granja y Jimin tuvo que aguantar las lágrimas al ver que estaba tan contento por irse.

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