Jimin aplicó largas pasadas a la espalda de Namjoon y se obligó a separar su mente del hombre y a pensar en él sólo como un cuerpo tendido que necesitaba un masaje. Funcionó. Hasta cierto punto. Por desgracia, aunque podía separar la mente de la acción, su cuerpo parecía tener ideas propias.Intentó relajarse con los movimientos y dejar que sus pensamientos deambularan hacia otras cosas. Cosas como la reunión de personal esa mañana, donde algunos empleados habían expresado cierto aburrimiento en la actividad del día a día ahora que el hotel sólo albergaba a dos huéspedes. Jimin negó con la cabeza. Uno habría pensado que se alegrarían del descanso. Las cosas volverían a animarse sin duda cuando Namjoon y su entrenador se hubieran ido. Veintisiete días más. Le parecía toda una vida.
En un intento por aliviar la frustración del personal, había trabajado con ellos para alterar sus tareas, darles más tiempo libre y turnos más cortos en el Complejo Park. Por supuesto, aquello sólo servía para recordarle que, aunque tuviese al personal mínimo todo el tiempo, habría menos amortiguadores entre Namjoon y él durante el resto de su estancia.
Suspiró y concentró la energía en los nudos de la espalda de Namjoon mientras intentaba ignorar los dolores crecientes en la suya propia.
Dirigir el hotel, por pequeño y selecto que fuera, era mucho más difícil de lo que había anticipado. Algunos días llegaban a ser muy duros, y aquél iba camino de serlo. Ni siquiera la conversación con el director del banco había sido prometedora. El simplemente quería advertirle que había que renovar el préstamo a plazo fijo que había negociado originariamente. Tenía la opción de volver a fijarlo o dejar que los intereses fluctuaran con el mercado. En momentos como ése, Jimin echaba de menos tener un compañero con el que compartir las decisiones importantes.
Y por encima de todo estaban sus responsabilidades para con Yeojin. ¿Cómo diablos podría ser un buen padre cuando podía pensar casi exclusivamente en el trabajo? Aquel día había sufrido mucho al tener que dejarlo con su madre. Lo había dejado lloroso y febril, y ni siquiera la llamada de su madre al volver del médico para decirle que sólo era una ligera infección de garganta había servido para calmarla. Debería haber sido él la que llevase a Yeojin al médico. Se lo debía a su hijo. Había ido a casa tras su conversación con el director del banco para verlo, pero el niño estaba dormido y su madre se encontraba limpiando el apartamento.
Jimin se había quedado en la puerta de su hijo y lo había visto dormir, agarrado a su osito de peluche y con el rastro seco de las lágrimas en las mejillas. No le había costado disimular sus propias lágrimas, pero el dolor en el pecho la había acompañado toda la tarde.
Centró su atención en las piernas de Namjoon antes de pedirle que se diese la vuelta.
- ¿Va todo bien? -preguntó él.
- Claro que sí -respondió Jimin con un ligero respingo-. ¿Por qué lo preguntas?
- No dejas de suspirar.
- Estoy bien. Es que tengo muchas cosas en la cabeza.
- ¿Quieres compartir alguna? Creo que eso ayuda.
- No, estoy bien. Ahora sigamos trabajando, ¿de acuerdo?
Para su tranquilidad, Namjoon cerró los ojos de nuevo y Jimin sintió que su cuerpo se relajaba en la mesa mientras proseguía con el masaje. Estaba a punto de terminar cuando los llantos de un niño atravesaron las paredes de la sala.
Se puso rígido al instante. Oh, no. Por favor, no. Yeojin no podía entrar al spa. No podría hacerse cargo de eso. Debería haberle dicho a su madre que mantuviera al niño alejado del hotel, pero no le había parecido necesario.
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FuII Love
FanfictionRe-subiendo «El apasionado encuentro de Año Nuevo que Park Jimin tuvo con un guapo y sexy desconocido fue algo imprudente, increíble... y que nunca volvería a repetirse. ¿Cómo entonces excedió a casarse con él tres años más tarde?» fecha de publica...