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Jimin caminaba por su sala de tratamientos bajando las luces y asegurándose de que la temperatura de la habitación fuese agradable. Cuando quedó satisfecha,
encendió una vela en el quemador de aceites que utilizaba para impregnar el aire con aromas relajantes. Aunque no sabía si la relajación era más para él que para Namjoon. La idea de tener su cuerpo tumbado bajo las manos mientras le daba un masaje era algo
en lo que había intentado no pensar en todo el día.

-Jimin...

Jimin se dio la vuelta sobresaltado al oír la voz de Namjoon, que había entrado y se había puesto tras Jimin sin hacer ruido. Parecía cansado, pensó mientras lo miraba directamente a los ojos por primera vez desde el día anterior, y había ciertas líneas de tensión alrededor de sus ojos y de su boca.

Obviamente no estaba de humor para charlar.

-Por favor, quítese la ropa y acuéstese boca abajo sobre la mesa con la sábana hasta la cintura. Puede dejarse los calzoncillos. Le dejaré para que se ponga cómodo y volveré en unos minutos.

Sin darle oportunidad de responder, salió de la habitación y cerró la puerta. En cuanto hubo una barrera sólida entre ellos, Jimin se llevó una mano al cuello y tomó aliento. Podía hacerlo. Claro que podía hacerlo, y sin permitir que afectara a su equilibrio. Mantendría su imagen profesional en todo momento.

Tras esperar lo que consideraba tiempo suficiente para que se desnudara y se acostara en la mesa, llamó suavemente a la puerta y entró. Deslizó la mirada por
sus hombros y su espalda. Se había subido la sábana de manera irregular, así que se tomó unos segundos para colocársela antes de enfrentarse al momento de la verdad y tener que tocarlo.

- ¿Se ha dado antes un masaje de aromaterapia? - preguntó mientras colocaba su mano izquierda firmemente sobre la base de su cráneo, al tiempo que presionaba con la derecha sobre la parte superior de su espalda. Repitió el movimiento y la presión en segmentos hacia la región lumbar. Su piel estaba suave y caliente. Le resultaba dolorosamente familiar, y al mismo tiempo desconocida.

- No el tipo de masaje que estás pensando - contestó Namjoon.

Jimin intentó ocultar su sonrisa. Recibía ese tipo de comentarios con frecuencia entre los huéspedes que usaban el spa.

- Entonces relájase. Creo que le gustará.

- Estás tocándome, ¿no? Claro que me gustará.

Había cierto tono en su voz, y sin más su mente se llenó de imágenes, de ellos tocándose mutuamente. Jimin negó con la cabeza para sacarse las imágenes de la mente.

Aflojó la presión que había ejercido sobre su cuello y utilizó las yemas de los dedos para presionar puntos individuales. Bajo los dedos notaba la tensión de los
músculos del cuello relajándose. Deslizó las manos por su pelo oscuro antes de apartarse por completo.

- ¿Ya está? - preguntó él.

- Eso es sólo el principio. Relájese, señor Kim. Intente concentrarse en su respiración y deje libre su mente.

- Namjoon. Te he dicho que me llames Namjoon.

- De acuerdo - contestó con un suspiro -. Namjoon.

Se apartó momentáneamente de la mesa para aplicarse aceite de masaje en la palma y luego lo calentó en sus manos antes de aplicarlo sobre su espalda. Inmediatamente comenzó con los movimientos. Poco a poco fue notando cómo su
cuerpo respondía.

Jimin deslizó las manos por su espalda hasta llegar a los hombros, recordando la primera vez que había sentido su fuerza bajo las manos. A pesar de las lesiones del accidente, aún tenía unos músculos bien definidos. Seguía teniendo unos hombros anchos y fuertes; los músculos que iban de su cuello a los hombros eran definidos, pero no exagerados. Deslizó la mano por un brazo y fue aplicando puntos de presión por la parte interna del codo y de la muñeca antes de hacer lo mismo en el otro lado.

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