FuII Love

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Namjoon miró hacia Queenstown mientras el barco se alejaba del muelle situado en el centro de la ciudad. Un día relajante en el valle de Gibbston con sus amigos, Ben y Cathy Jung, le había ayudado a olvidar su enfado por la testarudez de Jimin la noche anterior, pero no había servido para quitarle la determinación. Aunque no tuviese pruebas concluyentes, estaba seguro de que Yeojin era hijo suyo. Incluso aquel momento, sentía un vínculo con el niño que jamás hubiera creído posible.

Las palabras de Jimin habían dado vueltas por su cabeza durante toda la noche. ¿Así que no pensaba que pudiera ser un buen padre? Al principio las palabras le habían enfurecido, pero mientras daba vueltas en la cama a lo largo de una noche insomne, se había visto obligado a admitir que podía comprender algunos de sus miedos. Nada en su encuentro breve y anónimo podría haberle dado a Jimin la impresión de que él tuviera intención de convertirse en marido, y mucho menos en padre. No había estado en sus planes por entonces.

Pero, por otra parte, sabía que la maternidad tampoco había estado en sus planes. Aun así había aceptado el desafío y había demostrado que era capaz de cuidar a su hijo durante esos años. ¿Acaso lo creía incapaz de desarrollar ese nivel de madurez? ¿Por eso se había mostrado tan decidida a mantener la distancia desde su llegada a Nueva Zelanda? ¿Realmente pensaba que era incapaz de tratar a alguien, como algo más que una mera distracción? La idea le dolía y le daba más ganas de seguir con el desafío. Conseguiría los derechos que le correspondían, aunque fuese en los tribunales.

En la distancia podía ver el coche y al chófer que le habían asignado para pasar el día alejarse del muelle. Parecía que Jimin había logrado seguir todas sus indicaciones en el contrato hasta el momento. Por alguna razón, eso le fastidiaba más que satisfacerlo. Ahora que comprendía lo importante que era para Jimin el lado financiero de su acuerdo, pensaba que habría sido interesante jugar un poco con él para ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar por proteger su estatus. Pero Namjoon había sido incapaz de encontrar un solo fallo hasta el momento.

Aquella mañana, cuando había llegado a Queenstown, se había montado en un lujoso coche con asientos de cuero y había sido conducido al viñedo donde vivían sus amigos. El paisaje hacia el valle de Gibbston difería mucho de su última visita, pero la belleza blanca y gris de sus alrededores había logrado impactarle de igual forma que el calor y los colores del verano.

Sonrió amargamente. La diferencia de temperatura entre aquella visita y la anterior era un reflejo del recibimiento de Jimin. La primera vez se había mostrado lleno de calor e intensidad. La segunda, era la completa antítesis.

Salvo cuando lo había besado. Eso había sido incendiario. Aun así, ese recuerdo también estaba teñido por la certeza de que, aun habiendo respondido a su beso, le había ocultado la verdad sobre su hijo.

Bueno, incendiario o no, pronto descubriría que él no se apartaba de lo que era importante en su vida, y su hijo era lo más importante para él en aquel momento. Ese mismo día había empezado a recopilar información sobre Jimin con la intención de demostrar que él era la mejor opción a ser el padre de Yeojin. Aunque su objetivo había estado claro desde el principio, no había imaginado descubrir lo equivocado que había estado con Jimin. La información que había recabado a lo largo del día con sus amigos había sido reveladora y le había mostrado un lado de Jimin que no esperaba. Un lado que demostraba su aguante y determinación. Imaginaba qué debía admirarla por lo duro que había trabajado para mantener su hogar familiar a la vista de la bancarrota económica de su padre y de las consecuencias después de su muerte. No debía de haber sido fácil para el rubio.

Ben y Cathy sólo tenían palabras buenas hacia él; sobre lo fuerte que había sido con su madre, sobre cómo se había adaptado a sus circunstancias, sobre cómo había construido un negocio de la nada. Incluso se había hecho cargo de la maternidad como si hubiera nacido para ello.