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— ¿Querés otra cerveza? — Preguntó el rubio hacia Tomás, quien tenía la mirada perdida en un punto fijo de la habitación. — Robleis, te estoy hablando.

— No, no... Gracias, con esta estoy bien —. Murmuró, sonriéndole a su amigo.

Pedrito soltó un suspiro, sentándose en el sofá mientras abría otra lata.

— Te dije que ver el directo de Spreen no era bueno para tu salud mental y vos estabas ahí de terco viendo el directo —. Dijo el más alto con el ceño fruncido. — ¡Te lo viste completo!

— Es que... Quería ver qué hacían —. Murmuró, mirando la lata sobre sus manos. — Debí hacerte caso, que estúpido idiota soy...

— Sólo dije que sos un terco, nada más —. Lo miró con preocupación. — ¿Estás seguro que querés preguntarle a Carrera sobre ir a vivir a Andorra? 

— Sí, quiero preguntarle —. Asintió firmemente. 

— Ahora mismo, no creo que Rodrigo esté listo para irse a otro país, le está yendo bastante bien con sus directos y tiene a todos sus amigos acá...

— ¡Yo también los tengo! — Alzó la voz, apretando la lata. — Y también viven acá —. Desvió la mirada, aquel tema le ponía sensible.

— Yo voy a mudarme a Andorra, Robleis, no todos tus amigos van a estar acá —. Sonrió de lado, estirando el brazo para palmear su hombro. — Tranquilo, ¿si? Todo se resuelve con la comunicación. No te frustrés todavía, pedazo de gay.

Tomás rió ante lo último, alzando la vista para mirarlo. A veces olvidaba que Pedrito había sido su primer amor, siempre sabía qué decir y cuándo decirlo. Era un muy buen amigo y por eso, jamás quiso perderlo.

— Voy a hablar con él mañana...

「🥂」

Rodrigo fue el primero en abrir los ojos, los sentía hinchados e incluso ardían un poco, su cabeza daba vueltas y sentía su cuerpo pesado, como si cinco camiones lo hubieran atravesado por encima. Miró a su alrededor, estaba en su habitación, pero sentía que alguien más estaba en su cama además de Barry.

— ¿Tomás? — Movió con una mano el cuerpo que se mantenía aferrado al suyo, mientras que con la otra se frotaba los ojos. — Tomás, levántate, que ya es re tarde seguro.

— No soy Tomás —. Habló una voz adormilada, pegándose más al cuerpo del más bajo. — Soy Spreen y soy un pro jugando Minecraft.

Rodrigo quedó congelado, todos los recuerdos de la noche anterior rondaban en su mente como un zamba. No podía descifrar cuáles eran los sucesos reales y cuáles eran producto de su imaginación.

— ¡Despertate, Iván! ¡Dale! Ay, dios, ¿dónde está mi celular? — Movió con desesperación su mano, buscándolo por alrededor de la cama. — ¡Iván, movete!

— Uy, qué pesado que sos —. Murmuró con los ojos semiabiertos, sentándose en la cama. — Uh, la cabeza... — Se sostuvo esta con ambas manos, quejándose de dolor. — Nos re fuimos al carajo con el alcohol anoche.

— Iván, decime qué pasó anoche —. Preguntó mirándole preocupado al pelinegro. — Decime que solo hicimos directo y nos fuimos a dormir.

— ¿Te duele el culo? — Un golpe en la cabeza fue la respuesta que recibió ante eso.

— ¡No seas idiota! — Gruñó el más bajo, levantándose de la cama. — Dónde mierda dejé mi celular...

— Lo dejaste en la mesa del living —. La voz de Tomás hizo presencia, haciendo que el ojiverde se quedara quieto en su lugar. — Son las dos de la tarde.

🈀۪ ; ⌜ ALCOHOL ⌟ ⊹˚ ʳᵒᵈʳⁱᵛᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora