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— ʀᴏᴅʀɪɢᴏ POV —

Había pasado un mes desde que mi relación con Tomás terminó. Apenas hace dos semanas contestó mis mensajes, diciéndome que estaba más animado en Andorra junto a su amigo, que me perdonaba y que deseaba que la relación con Iván fuera bien. Sin embargo, no era así.

Ni siquiera habíamos formalizado una relación seria con Iván. Sí, venía a mi casa y yo iba a la suya, a veces nos besábamos hasta que nuestros cuerpos pedían a gritos algo más que solo besos. Pero solo quedabamos en eso. 

A veces Iván decía cosas que me hacían avergonzar, como que le gustaba mucho y que era muy lindo cuando me sonrojaba. Jamás se lo iba a admitir en voz alta, pero esas palabras hacían que mi corazón rebotara a mil por hora queriendo salir de mi pecho.

Pero aquello solo pasaba cuando estábamos en nuestra intimidad, si estábamos con amigos siempre hacía bromas, pero solo era eso, "bromas", lo cual me entristecía de cierta forma.

— Che, Carre, ¿Vos y Spreen qué onda? — Preguntó Martín, sirviéndose un trago en su vaso. Solté un suspiro, negando suavemente. — Porque vos lo comés con la mirada como el trolo que sos y él solo se ríe.

— Aún no salimos... Formalmente —. Murmuré, apoyando mi cabeza sobre mi brazo. Ya no quería estar en esa joda, la música empezaba a aturdirme. — Tal vez no quiere que los demás lo miren mal... No sé, es nuevo en "esto" —. Hice comillas con mis dedos sarcásticamente.

— Sabés que acá eso no va a pasar —. Me miró con seriedad. — Le rompo la jeta a cualquiera que diga algo que posta los incomode —. Le sonreí, agradeciendo con ese gesto.

Habían pasado veinte minutos de esa conversación y yo seguía en la barra, observando a Spreen bailar con los demás. Agudice la mirada, observando como una piba se le acercaba, me quedé tranquilo, esperando a que Iván solo bailara con ella como lo hacía con los demás, pero este incluso le hablaba en el oído.

Solté un largo suspiro, pidiendo otro trago. Después de todo, no éramos pareja, no éramos nada más que amigos y eso me estaba dando cosquillas en el pecho, pero no de la buena manera. Le di otra mirada a la escena, la chica se reía con él e incluso le bailaba cuando alguna canción se prendía para la ocasión. Me estaba molestando.

Me levanté para ir hasta ellos, pero me detuve cuando la mina lo abrazó del cuello, mirándole con una sonrisa. Esperaba que Iván le apartara de buena manera, estaban muy cerca, ¡Pero no lo hizo! Dejó que ella se pegara a su cuerpo. La puta madre, me voy a arrepentir de esto mañana si no lo hago.

— ¡Iván! — Le grité desde mi posición con el ceño fruncido, comenzando a caminar a toda velocidad hasta ellos. — ¡Correte! — Le dije a la mina y esta se apartó a un lado. Iván me miró desconcertado, algo que me molestó aún más. — Dios, a veces me caes tan mal, forro de mierda —. Le dije, tomando sus mejillas antes de chaparlo frente a los demás. 

Esperaba que no me correspondiera e incluso me empujara lejos de él, pero para mi sorpresa, Iván rodeó mi cintura, inclinándose un poco para que mi cuello no se cansara. Escuché a Martín gritar algo, pero no le entendí, mi mente y corazón estaban concentrados en comerle toda la boca al estúpido de Spreen.

Me separé cuando mis pulmones pedían un poco de oxígeno y limpié los restos de saliva con el dorso de mi mano. Lo miré con la peor cara de orto, esperando que dijera algo, pero él solo se rió. Esa risa tan característica de él.

— Te voy a romper- —. No me dejó terminar, besando cortarme mis labios. — ¡Iván! — Me quejé.

— Sos un atrevido —. Me miraba tan dulcemente que mi cuerpo tembló cuando sus manos apretaron mis caderas. 

— ¡Vos sos el atrevido! — Giré hacia mi derecha, intentando buscar a la mina de recién, pero esta no estaba. La busqué con la mirada por todos lados, la piba había desaparecido. — Estabas con... Y no hacías nada... Yo vi que ella...

— Perdón —. Me cortó nuevamente, abrazándome. — Yo no pensaba besarla si eso pensabas, de hecho, no pensaba hacer nada con ella más que bailar —. Mis orejas se calentaron, ahora sí estaba apenado por la situación. — Rodri, solo me gustás vos, ¿si?

Asentí suavemente, bajando la mirada a mis pies. Él apartó una mano de mi cuerpo solo para entrelazar su mano con la mía. Subí mis ojos rápidamente, pero él solo atrapó mis labios otra vez entre los suyos, besándome.

— Bueno, chicos, ya entendimos que se quieren —. La voz de Martín hizo presencia, haciendo que ambos nos separemos. — ¡Dale, wachos! ¡Los quiero ver moviendo el orto!

Iván y yo nos reímos, Martín estaba demasiado en pedo y las palabras le salían arrastradas. Nos quedamos hasta que amaneció bailando y riendo con los demás, bebiendo y rompiendo la pista con cada canción que el dj elegía.

Spreen no soltó mi mano en toda la noche.

—「 🥂 」—

🈀۪ ; ⌜ ALCOHOL ⌟ ⊹˚ ʳᵒᵈʳⁱᵛᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora