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— ᴀʟ ᴅɪ́ᴀ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ —

— No lo dejés pasar —. Murmuró un Tomás con la nariz roja al igual que sus ojos, sentado en el sofá, enredado entre las sábanas. — No quiero verlo.

— ¿Cómo carajos supo dónde está mi casa? — Habló Pedrito, viendo a Rodrigo por la mirilla.

— ¡Por Martín! — Gritó Carrera tras la puerta. — ¡Pedro, dejame entrar! ¡Tengo que hablar con él! — El nombrado soltó un suspiro, sus vecinos lo iban a echar si no dejaba pasar al ojiverde.

— ¿Lo dejo pasar? — Preguntó una vez más. Tomás gruñó como respuesta, dándole la espalda. — Dale, pasá.

— Gracias — Murmuró Rodrigo, algo avergonzado por los gritos que había pegado anteriormente. 

— ¡Eh, eh! — El rubio lo detuvo. — ¿Sabés que yo soy su mejor amigo, no? — Él más bajo asintió. — Bueno, agradecé que me tomé un té de manzanilla hoy en la mañana porque sino te molería a piñas en dos segundos —. Carrera tragó saliva. — Hablen, voy a estar en mi habitación por cualquier cosa.

— Te dije que no me volvieras a hablar —. Murmuró Robleis con tono molesto. — ¿O no entendés?

— Tomás, vine a disculparme con vos —. El más bajo se acercó hasta el sofá. El castaño le daba la espalda. — Todas las cosas que dijiste... Tenés razón, sin darme cuenta te estaba haciendo daño y... No espero que me perdonés ahora, pero quiero que sepas que te quiero mucho, ¿si? Nunca quise... Dañarte de esta forma...

Tomás se dió vuelta para mirarlo por unos segundos. Por más que intentara, no podía estar enojado con él toda la vida como le gustaría, ni siquiera podía estar enojado con él más de tres días, también le quería y le tenía aprecio. Apretó las sábanas, soltando un suspiro.

— No te voy a perdonar ahora, pero agradezco que vinieras a disculparte —. Habló con la voz apagada, mirando sus manos. — Yo voy a volver a Andorra en unos días, como sabrás, así que... Voy a usar ese espacio para concentrarme en lo mío y reflexionar, no esperés una respuesta pronto.

— Te voy a extrañar —. Murmuró el más bajo, quien caminaba hacia la puerta de entrada nuevamente. — Sabés que sigo estando ahí para vos, ¿verdad? — Tomás asintió suavemente. — Está bien... 

Cuando Rodrigo cerró la puerta, Pedrito salió de su habitación, observando a Tomás llorar entre sus manos. El rubio se acercó hasta él, envolviendolo entre sus brazos. Su amigo era demasiado para el mundo y él más que nadie lo sabía. Robleis había sido una de sus primeras razones para mudarse a otro país, no quería dejarlo solo otra vez, ambos se necesitaban el uno al otro para sentirse acompañados.

Eran dos pequeñas semillas que aún no florecían.

— Vamos a irnos a casa, ¿si? — Tomás asintió entre sollozos. — Tranquilo, me tenés a mí. 

「🥂」

— ¿Hablaste con Robleis? — Preguntó el pelinegro, cerrando el server en el que estaba jugando en espera del más bajo. 

— Sí... Bueno, algo así.

— Dale tiempo —. Se levantó de la silla gamer, acercándose al ojiverde, quien tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación. — Ayer te dije lo mismo y hoy fuiste corriendo a buscarlo.

— Anoche no podía dormir de lo culpable que me sentía, no podía esperar un minuto más —. Rodrigo suspiró, tirándose en la cama. — Además, lo quería ver en persona, pronto se va a ir.

— ¿A Andorra? — Iván se tiró a un lado de él, volteando a verle.

— Sí —. Asintió vagamente.

— Me alegra que... No te vayas a vivir a Andorra —. Murmuró el más alto. — Cuando me lo dijiste, sentí que ya era demasiado tarde, pensé que ya te había perdido para siempre.

Rodrigo lo miró con las mejillas sonrojadas. Iván Buhajeruk jamás dejaría de avergonzarle.

— Sos un cursi —. Respondió, abrazándolo por el pecho. — Y un exagerado. Siempre me vas a tener —. Subió el rostro para mirarle con una sonrisa. — Además, imagínate ser un vende patria —. Iván carcajeó, nunca podía tener un momento romántico con el ojiverde.

— Rodri.

— ¿Sí?

— Me gustás —. El nombrado le tapó la boca con su mano. 

— ¡Dejá de decirlo tan a la ligera! — Exclamó el castaño con el ceño fruncido y las orejas rojas. Iván solo rió, quitándose la mano de encima. 

— ¿Sonó muy gay? 

— Sí —. Afirmó. — ¿Desde cuándo te volviste tan gay?

— No sé —. El pelinegro se incorporó, sentándose en la cama con las rodillas sobre su pecho. El más bajo hizo lo mismo, dándose cuenta que la conversación se había tornado seria. — Nunca me había gustado un chico antes, sos el primero.

— Y espero que sea el último —. Le sonrió, apoyando la cabeza sobre su hombro. — Mirá, la sexualidad es algo muy random, algunos la descubren en la pubertad, otros en la adolescencia y, en este caso, en la adultez. No tenés que darle muchas vueltas, no es algo de qué preocuparte demasiado, es más pequeño de lo que pensás.

— Me siento extraño, pero feliz a la vez —. Observó sus rodillas, soltando un suspiro. — Tengo miedo de arruinarlo cuando ni siquiera... Empezó.

— No vas a arruinarlo —. Rodrigo lo miró, pasando su brazo por la espalda para abrazarle. — Equivocarse es parte de la vida, vivimos aprendiendo constantemente. De los errores, nacen experiencias —. Iván le sonrió. — Vos tranquilo, yo te enseño.

— ¿Enseñarme a ser gay? — Rodrigo rodó los ojos, la seriedad ya se había ido por el caño, sin embargo, también sonrió.

— Sos un estúpido.

El pelinegro lo tomó del rostro, besando sus labios apenas había terminado de hablar. Todavía no sabía con exactitud cómo definirse, incluso tenía muchas preguntas en su cabeza que, probablemente, respondería mediante Google. No estaba seguro de cómo saldría todo lo que recién estaban comenzando, pero lo que sí podía afirmar con total confianza, era que estaba enamorado de Rodrigo Carrera y no volvería a perderlo por culpa de sus inseguridades.

Estaba claro que pondría todo su esfuerzo para descubrir la nueva versión de sí mismo.

—「🥂」—

bueeeenaaasss.

perdón por no actualizar, estuve de joda, ahre.

¿ya empezaron las clases o aún no?

¿de qué países o provincias son? uwu

espero tengan un lindo día, tarde, noche. <3

— L.

🈀۪ ; ⌜ ALCOHOL ⌟ ⊹˚ ʳᵒᵈʳⁱᵛᵃⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora