-Lo primero, más que una pregunta, es una petición- dije comenzando a pelar las patatas- ¿podríamos partir en unos tres días? He de poner en orden algunas cosas antes de irme, entiendo que no es asunto tuyo y no tienes por qué esperarme, pero...
-No tengo prisa por irme- se limitó a responder.
-Gracias- dije suspirando aliviada- durante el trayecto, te pagaré por mi protección, no quiero ser una carga.
-No soy un escolta- dijo negando- te he ofrecido acompañarme, no voy a cobrarte por ello.
-De acuerdo, en ese caso, el hospedaje y la comida, en los pueblos que crucemos, corren de mi cuenta- dije- al menos, debes concederme eso.
-Haz lo que quieras- dijo encogiéndose de hombros- pero has de saber que no dormiremos en camas mullidas mucho tiempo.
-Me hago una idea- dije terminando de picar las patatas y poniendo algo de aceite en el cazo para sofreírlas- ¿Dónde he dejado el pedernal?
-Puedo ayudarte con eso- dijo Geralt levantándose de la mesa para acercarse a la zona de la cocina donde estaba el fuego.
Hizo una señal con las manos, consiguiendo encender una chispa que incendió la madera y comenzó a calentar el cazo.
-Gracias, eso parece muy útil- dije- aunque no sabía que podíais usar la magia del fuego.
-Es solo una señal, se llama igni- respondió- los hechiceros no tienen permitido usar la magia del fuego, pero nada nos lo impide a los brujos.
-¿Eso quiere decir que yo no podría aprender?- pregunté curiosa.
-Eso depende del control que tengas sobre tu magia- comentó- ¿has podido canalizarlo antes?
-Puedo hacer algunos trucos sencillos, señales de protección para evitar intrusos, activar componentes medicinales, algo de magia curativa, pero todo a pequeña escala- confesé- no he tenido maestro alguno en ese campo.
-¿No querrías convertirte en hechicera?- preguntó tras unos instantes.
-Me lo han propuesto en varias ocasiones, pero lo he rechazado, se lo que implica ser una hechicera, vivir sirviendo a un rey que hará el mismo caso a tus consejos que a una mota de polvo en el alféizar de la ventana- dije- no, gracias.
-Tendrías poder, no tendrías que seguir huyendo- insistió.
-¿Y para qué querría el poder?- dije rompiendo varios huevos y vertiéndolos en un bol- aunque no lo creas Geralt, soy feliz con la vida que tengo, a pesar de tener que huir, soy más libre de lo que nunca hubiera soñado, el poder, atrae la codicia por más, la envidia de otros, ¿tú querrías más poder del que tienes?
Geralt parecía pensar mis palabras, analizarlas y buscar algo en ellas.
-No, yo no quiero más poder- concluyó- tengo suficientes enemigos por ser lo que soy.
-La mayoría de las personas ha olvidado lo que los brujos representan- dije vertiendo los huevos batidos sobre las patatas ya doradas- pero no todos.
-¿Y qué representamos los brujos, según tú? - preguntó Geralt.
-Esperanza, protección, lealtad y honor- respondí- protegéis a las personas de los monstruos, os regís por un código, aunque cada brujo tiene el suyo, y no lo quebrantáis, sois leales a las personas importantes para vosotros y a pesar de los palos y piedras que recibís por parte de algunas personas, seguís luchando para defenderlos.
-Creo que ves a los brujos de forma muy diferente a la del resto- dijo Geralt.
-Es lo que he visto- dije encogiéndome de hombros mientras le daba la vuelta a la tortilla.
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Bajo tu embrujo. Geralt the Rivia
RomanceUna joven escapando de un futuro que no quería para ella, un brujo huyendo de su destino, dos caminos cruzados y dos corazones en conflicto.