VENGO POR USTED

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CAPÍTULO 32

VENGO POR USTED

—El té está listo, no soy mesero así que si quieren deberán venir ustedes mismos por el – indicó el Alfa de pie junto a la barra de la cocina.

Tanto Ramiro como Takato se giraron con el ceño fruncido tras las amables y cálidas palabras de Ayagi, quien quitado de la pena bebía de su humeante taza con el líquido amarillo.

—Un amor, ¿no? ese es uno de sus muchos encantos – defendió el moreno guiñando un ojo a Takato al tiempo que se ponía de pie y lo ayudaba a hacer lo mismo.

—Déjenme ver si entendí bien, Azumaya cuando vino a Japón ya sabía quién había matado a su padre, te utilizó, usó a mi papá y a mí por igual para así deshacernos de Nakata y Himura, te llevó a España a vivir con él, darte la buena vida para después ¿abandonarte?, será que el Clan Ayagi tiene que romperle la madre también. Es decir, ¿sabía que Ryo estaba secuestrado por Himura?, ¡¿desde el principio?!

—No sé tanto, solo sé lo que planeó conmigo y mi hija – respondió Takato recargando los brazos en la barra. Ramiro crujía los dientes.

Ayagi mordió su mejilla interna mientras le daba vueltas al asunto en su cabeza. —Supongamos que no, que no anticipó tanto, de ser así ¿no te parece que invirtió demasiado en ti y en tu hija? Quiero decir, al menos lo que yo pude ver, y no lo estoy defendiendo – aclaró cuando sintió las miradas de Ramiro y el omega sobre él — él se veía perdidamente enamorado, se desvivía por ustedes. Además, después de que dejaras Europa, vino hasta acá para hablar contigo y redimirse. No sé, si fuera yo y esto se tratara de una venganza, ya me habría rendido, sobre todo después de que un moreno sexy y buenísimo me partiera la cara y el omega que "amo" me rechazara con todas sus fuerzas. En serio está aguantado, por lo que si eso NO ES AMOR real, entonces no sé qué es. ¿Ganas de molestar?, quién sabe, yo solo digo que no estaría mal escucharlo.

—Chihiro no digas esas mamadas – dijo Ramiro viéndolo con rostro arrugado — Takato no tiene nada que hablar con ese pendejo.

—Mamadas las que me das – cayó al moreno en un instante mirando de reojo cómo el rostro de Takato se bañaba en rojo. Suspiró —Solo digo lo que considero mejor, a ver, tú – dijo mirando al azabache — no quieres que te siga molestando, lo quieres lejos, entonces habla con él, es lo único que quiere, ¿no? entonces hazlo y termina con esto ya.

—No, no es tan fácil... - murmuró Takato apretando la taza entre sus manos.

—Sí lo es, es más, si quieres podemos llamarle para que vuelva y así...

Takato golpeó la barra. — ¡NO, NO ES FÁCIL! ES MI DESTINADO NO PUEDO CONTROLARME CUANDO LO TENGO ENFRENTE, ME MOLESTA, QUIERO LASTIMARLO, QUIERO DECIRLE PALABRAS QUE LE DUELAN Y AL MISMO TIEMPO QUIERO ABRAZARLO... seguir escuchando su voz, creerle... yo... yo... - Calló mordiendo sus labios al notar que Ayagi y Ramiro lo miraban sorprendidos tras perder los estribos. —Yo, no tengo mi mente clara, no esperaba encontrármelo, no pensé siquiera que mi celo llegaría de la nada ni que se atrevería a pisar mi casa y en medio de eso está el hecho que de no haber sido por él, no sé qué habría sido de Haru y de mi – hizo una pausa prolongada, siendo la respiración de los tres el único sonido, como si temieran romper el silencio. Takato se puso de pie colocando la taza en el fregadero. —Me iré a dormir, mañana es mi primer día de trabajo y no tengo tiempo para lidiar con esto.

Caminó con prisa hasta su habitación dejando a la pareja sin palabras.

—Está jodidísimo...

—Chihiro...

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