🍁 Falso negativo

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Los lunes siempre traían consigo un aire desolador y Axel no era ajeno a esa sensación. Pero por las noches, era incluso peor.

Sabía que ir caminando a la residencia no era una buena idea. Podrían secuestrarle solo por el hecho de ser un omega adorable e indefenso, caería en una subasta en el mercado negro y un sexy empresario alfa le compraría. Se enamorarían mediante mucho sexo. Luego ese alfa descubriría que estaba embarazado de otro y le asesinaría a patadas. Fin.

Pero no iba a suceder. A Axel solo le gustaba dramatizar con esas ocurrencias flipantes. En cambio, se acomodó las correas de la mochila y siguió a Ethan, su compañero de clase. El alfa se ofreció a llevarle a la residencia. Era un gesto encantador viniendo de un tipo que en un principio le trató fatal.

—Podría ser un psicópata —advirtió Axel a Ethan, una vez metidos en el coche—. En serio.

—Vestir de negro y ser anormalmente marginado no te hace un psicópata, Green —respondió el alfa—. En todo caso, yo sería el psicópata.

—Ser un alfa criando al hijo de su exnovia muerta... ¡Qué enfermo eres! —se rio Axel mirándole de reojo—. Pero yo lo soy aún más. Adivina: quiero abortar.

Lo soltó en broma esperando que Ethan le respondiera en el mismo tono. No ocurrió y Axel deseó retroceder en el tiempo, no a dos minutos, sino a un mes. ¡Claro que a un mes! ¿Si no para qué iba a querer retroceder en el tiempo? Volvería a esa fiesta y se mataría.

—Los omegas son incapaces de abortar, Axel.

Vaya, esa respuesta se sintió tan... Retrógrada.

—¿Disculpa? ¿Lo dices porque tu omega no abortó? —preguntó sin pensárselo mucho—. El embarazo era de riesgo y ella siguió adelante... No todos los omegas son como ella, Ethan.

—No sé cómo todo el mundo sabe que fue de riesgo —carraspeó el alfa—. Aunque es cierto.

—Empieza con «B» y termine con «rice» —informó Axel—. Él siempre está actualizado sobre ti.

Ethan se detuvo con el semáforo en rojo. No había ni un alma en las calles, y el aire era tan frio que te secaba la piel.

—Podría decirte porque «no» abortó, pero estaría mintiendo —dijo—. Se lo pedí, me llamó monstruo y luego escapó llorando. Ni la amaba... Fue un accidente... Son cosas que pasan.

—Ella te obligó a hacerte cargo —teorizó Axel enfadado—. Tuvo que ser duro para ti.

—¿Perdón? Ella está muerta, Axel... Quería al niño más de lo que yo jamás podría —declaró Ethan—. Tal vez no la amaba, pero es la mamá de mi hijo.

—Ella está muerta —insistió Axel—. Y solo por traer a un hijo que tú admites no querías... Ella estaba mal de la cabeza... ¿Por qué haría algo así?

—Estás...

—Mínimo acéptalo, no seas hipócrita —gruñó Axel—. La omega esa estaba loquita por ti, se embarazó y pensó que así te encadenarías a ella para siempre. Descubrió que su embarazo era de riesgo y, aun así, su obsesión la llevó a matarse en la sala de parto. Perdió su vida solo por un jodido capricho... No lo comprendo.

—¿Estás encinta? —Ethan corrió la mirada del camino a él—. Porque no encuentro otra explicación de querer «entender». Es un sentimiento, Axel. Lo sabrás cuando te suceda... ¿O ya te sucede?

Había llevado esa situación demasiado lejos, entonces Axel recurrió a lo de siempre: a exagerar.

—¿Embarazado? ¿Yo? ¡Por supuesto! Tengo numerosos novios alfas. Practico mucho sexo con desconocidos y hasta con parientes. Me encanta embarrarme en sus fluidos de lechita caliente. Mmm qué rico —Axel se relamió los labios—. Quiero más, papi.

Señorito DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora