No cambia nada, lo juro

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No...no, ella estaba sana, se equivocaron eso no puede ser verdad, no abuela es imposible -negué en repetidas ocasiones-

Cariño...-suspiro mi abuela, me veía con tristeza-   

No es mi mamá, se equivocaron de señora Hamilton -no iba a llorar no lo iba a hacer, mi madre no podía estar muerta-

Lee la carta amor, por favor...-mi abuela extendió la carta hacia mi-

No...no quiero...-deje mi canasta y eché a correr-

Salí de casa a toda prisa, no sabía a dónde iba, ni si iba a detenerme en algún momento, pero quería estar lejos, quería volver. En algún punto me detuve gracias al cansancio que me obligaba a tomar algo de agua. Deje de correr y empecé a caminar, buscaba un pequeño arrollo del cual beber.

Encontré uno a pocos metros, me agache y tome agua de el; veía el agua cristalina, estaba a hurtadillas analizando el agua corriente, abrace mis rodillas y cerré los ojos, los aprete, solo pensaba en mamá, había muerto sola, yo no estuve con ella, la abandone, yo sonreía mientras ella seguramente pensaba que la había abandonado, no estuve con ella y me odiaba por eso, yo tenía toda la maldita culpa, Gilbert se iba porque yo no era lo suficiente y mi madre había muerto porque no estuve con ella.Los pensamientos invadieron mi mente, iban llegando, se abultaban y no me dejaban oír los sonidos del bosque, todo se estaba obsuqueresiendo, ya no tenía una madre y yo tenía toda la culpa, mi mundo se venía abajo, y estaba sola, como siempre...Me levanté tan rápido como pude y corrí a todo lo que me dieron mis piernas hasta llegar al final de la isla.

Miré el mar y la playa, mire a mi alrededor, todo estaba tan en calma, menos mi corazón que se corrompía por la culpa, recordé el momento en que me había ido de Toronto, me había ido con tanta prisa, solo le di un beso y me fui, y ya no la iba a volver a ver, ya no tendría un caricia mas, ya no iba a escuchar su voz, ya no la tenía conmigo, mi madre había desaparecido.Grite, grite, mis pulmones se quedaron sin aire, grite, caí sobre mis rodillas y me cubrí la cara con mis manos y comencé a llorar, lloré como jamás lo había hecho nunca, me sentí tan débil y vulnerable que agradecía la soledad que reinaba a mi alrededor.

Volví a casa ya muy tarde, estaba todo oscuro, lo que había dificultado el regreso a casa, entre llena de tierra y lodo, estaba cabizbaja, no quería ver la cara de enojo de mi abuela al verme tan sucia.

Oh mi amor -exclamó mi abuela corriendo hacia mi, se agacho y me abrazó muy fuerte- estaba muy preocupada -plantó un gran beso en mi mejilla-

Cariño, ¿estás bien? estábamos muy preocupados, tranquila estamos contigo -musito mi abuelo, se hinco y me daba múltiples besos en mi cabeza-

 Mi pelo estaba muy enredado, lleno de ramas y lodo, ni siquiera recordaba como es que estaba tan sucia, no sabía como habían aparecido esos millones de rasguños, mi cara, piernas y brazos estaban llenos de pequeños y grandes rasguños, algunos sangraban y otros no tanto, solo sabía que había tropezado tantas veces que perdí la cuenta.

Al fin subí la cabeza presenciando los rostros tristes y asustados de mis abuelos, trague saliva y dejé que cayera una lágrima, la lágrima dejó un camino limpio en mi mejilla. Ni siquiera estaba consciente cuando me habían bañado y curado, parecía un zombie, no podía hablar, las palabras no salían de mi boca, una rosa grande y roja desgarraba mi garganta impidiendome el habla, y la sangre fluía llenando mis pulmones y causando que respirara con dificultad.

Estaba acostaba en las piernas de mi abuelos, mi abuela acariciaba mi cabello ya limpio y desenredado, mi abuelo sobaba mis piernas amoratadas, yo solo podía ver ese piano, ese gran piano, recordaba haber aprendido a tocar en el junto a mi mamá, lo analice por horas hasta que el sueño me ganó.

Mis ojos estaban hinchados y ardían demasiado, no podía soportar el sol del amanecer, me cubrí con las mantas, no me podía levantar, no podía ir a la escuela.

Buenos días -dijo mi abuela sin energía-  vamos, tienes que arreglarte, hay escuela...-la voltee a ver, no hable, se sento a mi lado- hoy arreglaremos todo para partir lo antes posible a Toronto, anoche tu abuelo término algunos asuntos de trabajo para partir lo antes posible, se que no tienes los ánimos, pero tal vez te distraigas un poco-

La miré y no dije nada, salío de mi habitación tan lento como entro. Me levanté con mucha dificultad. Miré mi armario, ninguno de esos vestidos coloridos funcionaba. 

Me pusé el vestido con el color mas sobrio que pude encontrar, mamá me había dicho una vez que cuando alguien muere se tiene que usar negro, pero yo no tenía vestidos color negro, por lo que tuve que resignarme con un vestido gris

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Me pusé el vestido con el color mas sobrio que pude encontrar, mamá me había dicho una vez que cuando alguien muere se tiene que usar negro, pero yo no tenía vestidos color negro, por lo que tuve que resignarme con un vestido gris.

Nadie habló durante el desayuno, nadie dijo nada, ni lo diría en mucho tiempo.


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⏰ Última actualización: May 21, 2022 ⏰

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Be mine I beg you - G.B-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora