Cap. 8

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A pesar de las decenas de quejas e insistencia de su amiga para que se mantuviera en la cama, a primera hora en la mañana Daryl se levantó, dispuesto a regresar al campamento, a su tienda de acampar. 

Era malditamente terco. Casi desesperante.

Y ella lo sabía, por lo que en cuanto lo vio empezar a vestirse, decidió no insistir más; se limitó a ayudarlo a bajar las escaleras, y caminar a paso corto hacia la carpa, ignorando las quejas del mayor porque "caminas muy lento, mueve el culo". Lo ayudó a recostarse en su colchoneta, siendo cuidadosa pues en un mal movimiento las suturas podrían romperse.

No se dio cuenta del momento en el que Daryl quitó el vendaje de su cabeza, pero no comentó nada al respecto. 

Lo ayudó a cambiarse de ropa, pues la que se había puesto para salir de la casa de Hershel, se hallaba condenadamente embarrada y sucia. 

Cuando estuvo vestido, y como una persona medianamente decente, la pecosa salió de la carpa, explicándole que iría por el desayuno. 

Andrea entró a la tienda de acampar inmediatamente después.

—¿Cómo te sientes?

—Como me veo—, respondió el ojiazul sin siquiera dirigirle la mirada.

—Si te hace sentir mejor... traje esto—, murmuró la rubia, entregándole un libro al hombre. 

Daryl pasó las páginas con rapidez, ojeando el libro. 

—¿Qué? Esto no tiene imágenes—, se quejó, dramatizando un poco y riendo por su propio chiste. Dejó el libro reposar junto a la colchoneta.

—Oye—, el tono de Andrea cambió a uno más serio, severo. Él finalmente la miró—. Lamento haberte disparado, de verdad. Si hay algo que pueda hacer...-

—No es nada—, respondió él, jugueteando con una de sus flechas entre sus manos. Andrea asintió, saliendo de la tienda. Oakland no tardó en ingresar, siendo que había decidido esperar afuera -nuevamente, no quería interrumpir. Andrea, detuvo sus pasos, girando sobre su hombro—. Pero, oye, si me vuelves a disparar, mejor reza para que esté muerto.

La rubia rió, negando con la cabeza.

( . . . ) 

 Ese día, como habían prometido Rick y Shane, había práctica de tiro, guiada por el segundo. 

Habían subido a los autos, y conducido a algunos kilómetros de la granja, pues siendo que iban a disparar, el sonido podía atraer a los caminantes cercanos. 

Estaba Patricia, Jimmy, Beth, Andrea, T-Dog, Lori, Oakland... y el pequeño Carl, que ya se encontraba un poco mejor luego de aquel disparo que casi le quita la vida. 

Shane explicó sobre el cargador, cómo recargar, el seguro, cómo apuntar. Lo básico. 

Había una verja de madera frente a ellos, a unos ocho metros, sobre ésta, varias botellas de vidrio y latas vacías. Esos eran los blancos. 

Así que empezaron a disparar, siguiendo las instrucciones de Shane en cuanto a postura y cómo sostener el arma. 

Dos, tres, cuatro disparos, ninguno dio en el blanco. 

—Es sencillo, ven—, aconsejó con tono amable pero firme el pequeño Carl, a su izquierda. Ella se agachó, quedando a su altura -las miradas de dulzura de Lori y Rick no se hicieron esperar—. Tienes que agarrar con fuerza, porque sino moverás el brazo y vas a fallar el tiro. Así, mira.

El pequeño hizo una demostración, disparando. Dando de lleno a una botella de vidrio, la cual estalló en pedazos al recibir el impacto de la bala.

—Y bloquea la muñeca, te puedes lastimar—, aconsejó finalmente. Oakland asintió, incorporándose. 

Lonely Heart || Daryl Dixon [twd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora