Cap. 14

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El desayuno fue silencioso, nadie hablaba, todos concentrados en sus platos y en los sucesos recientes. 

—¿Están todos bien?—, la voz de Rick llegó a sus oídos. Daryl alzó su mirada del plato, al hombre.

Hasta que se dignaba a aparecer.

—Sí. ¿Qué hay de ti?—, quiso saber Maggie.

Rick asintió: —Limpié el cuarto de calderas, había diez o veinte, no lo sé. Debo volver. Solo quería ver cómo estaba Carl.

—Rick—, llamó Glenn. El nombrado deteniéndose sobre sus pasos—. Nos encargaremos de los cuerpos. No tienes que hacerlo tu solo.

—No. Sí tengo qué—, renegó el líder, dirigiéndose entonces hacia Daryl—. ¿Todos están armados?

El cazador asintió, pasando un bocado de comida.

—Sí, pero hay pocas municiones.

—Maggie y yo pensamos en salir esta tarde—, informó Glenn—. Encontramos una guía de lugares donde podemos encontrar balas o leche maternizada. 

—Vaciamos el cuarto del generador—, siguió Daryl—. Axel lo está arreglando para emergencias y también revisaremos los niveles inferiores en caso de fugas. 

El líder asintió y giró sobre sus talones, desapareciendo por el mismo pasillo por el que Lori se marchó la última vez. Ignorando olímpicamente los llamados de sus preocupados compañeros y amigos.

( . . . ) 

Oscar soltó un silbido, llamando la atención de Daryl. Apuntó hacia una puerta que se movía apenas, con su cuchillo en alto.

—Lo habremos pasado por alto anoche—, comentó el moreno.

—Deben ser dos como mucho, y no tienen mucha fuerza—, el cazador miró la puerta bailar perezosamente sobre su propio eje—. No serán un problema, nos encargaremos de ellos de regreso.

Oscar asintió y se separó del cazador, tomando otro camino, así abarcar más terreno en menor tiempo. Daryl quedó a solas con Carl.

—A mi mamá le gustaba el vino. Y le gustaba fumar en la cama—, empezó él, con voz neutra, caminando a paso lento. Incluso recordaba la marca de cigarrillos—. Virginia Slims. Yo jugaba afuera con los otros niños del barrio. Podía hacerlo cuando no estaba Merle. Ellos tenían bicicletas pero yo no. Oímos las sirenas muy fuertes, subieron a sus bicicletas y fueron allí. Yo los seguí, esperando ver algo que valiese la pena.

Carl escuchaba, incapaz de alzar su mirada del suelo, pero siempre atento las palabras de Daryl.

—Corrí pero no los alcancé. Al dar vuelta en una esquina los vi, mis amigos me estaban mirando. Diablos, todos me estaban mirando—, bufó el hombre, apuntando con su linterna al suelo, cuidando sus pisadas—. Había bomberos, gente del barrio. Estaban ahí por mi casa. Era mamá, en su cama, hecha cenizas. Eso fue lo más duro.

Lo más duro que había vívido, a su parecer.

—Se había esfumado, borrado. Ya no estaba—, terminó por encogerse de hombros aún caminando—. La gente dijo que era mejor así. No sé, pareció que no fue real, sabes...

La vocecilla suave, trémula llamó su atención, detuvo su andar, agachando su mirada al niño: —Maté a mi mamá. Estaba inconsistente, no se había convertido aún. Fue real...- Yo lamento lo de tu mamá.

Daryl buscó la mirada del pequeño y luego respondió.

—Y yo lo de la tuya. 

Continuaron su camino, ahora sin articular palabra alguna. Oscar se unió a ellos, casi llegando a las últimas celdas.

Lonely Heart || Daryl Dixon [twd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora