Cap. 9

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—¿Estás bien?

Asintió, con ojos hinchados, nariz rojiza y lágrimas secas en sus mejillas. 

—No soy estúpido—, recordó Daryl, arrodillándose junto a la colchoneta. 

—Lo sé—, asintió. Pero es que simplemente no hallaba la manera adecuada de expresarse—. Es solo que...-

Daryl clavó su mirada azul en ella, esperando las palabras que jamás lograron salir de su boca. 

No sabía cómo explicarle el remolino que era su interior. Cómo decirle que se sentía terrible por haber visto a Sophia salir de ese granero, siendo que había hecho una promesa que no sabía si podía cumplir. Cómo decirle que sentía su corazón hundirse en su pecho porque estaba segura de que hallarían a la niña en el bosque, y al verla, podría darle el dichoso refresco; pero no fue así. Cómo expresar que se sentía inútil, y que -si tan solo ella tuviera idea de cómo defenderse, o siquiera actuar en situaciones normales- habría podido ayudar a buscarla.

Que sentía que su mundo se desmoronaba, y ni siquiera era su hija. Pero que lo sentía de esa forma porque casi podía imaginar cómo se sentía Carol. 

—Quiero estar sola un rato. 

Su amigo comprendió, sin embargo no estaba del todo de acuerdo. Bufó y salió de la carpa. 

Las horas pasaron con insidiosa lentitud. Pero la suficiente para poder tranquilizarse, repetirse que debía ser racional. Que no podía ser una maraña de emociones andante, porque podría costarle la vida. 

Y se dio cuenta de algo, mientras caminaba por la granja, hacia la misma zona donde habían enterrado a Otis. Se negaba a aceptarlo, pero, a fin de cuentas, era la verdad...

Las emociones la habían llevado al borde de la muerte más veces que la insensibilidad, y no solo a ella, a sus conocidos, a su amigo. Su tiempo con Adrian y la enfermiza dependencia a él casi le costaron la vida; la soberbia de Merle le había costado una mano, allá en Atlanta; la desaparición y búsqueda de Sophia casi le costaba la vida a Daryl, dos veces, desde caer por un risco y clavarse su propia flecha, hasta el disparo de Andrea...- el orgullo de la rubia, y sus deseos de querer probarse ante el grupo, casi acabaron con Daryl. 

Y ella personalmente, tenía toda una vida de situaciones similares. 

No podía simplemente decidir no sentir más, dejar de tener emociones para que su vida no corriera peligro. Era ridículo, imposible incluso. Pero podía empezar a ser más racional, eso sí tenía sentido, podía dejar los sentimientos en un segundo plano.

Podía actuar como una persona haría, en el mundo que vivía. 

Así que decidió que eso haría.

El servicio para los queridos fue corto, no pasó a ser más que la familia de Hershel y el grupo de pie en silencio frente a las tres tumbas. Annette, Shawn, esposa e hijastro de Hershel; y Sophia.

Casi como planeado, todos se separaron hacia diferentes zonas de la granja. Carol ni siquiera apareció. 

Supo que T-Dog, Glenn y Andrea moverían los demás cuerpos, para luego quemarlos; una especie de disculpa hacia Hershel por haber roto su confianza. Así que se dedicó a ayudar. Entre los cuatro separaron el grupo de cadáveres en dos tandas, pues el camión donde los movilizarían para alejarlos de los terrenos no tenía tanta capacidad. 

—¡Listo!—, informó, golpeando con su palma un costado de la camioneta. Sentándose en el borde de ésta, sus pies colgando. T-Dog aceleró el vehículo, avanzando con lentitud, pues no tenían prisa. Un brazo, de uno de los cadáveres se rompió, cayendo del auto—. ¡Aguarda!

Lonely Heart || Daryl Dixon [twd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora