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Estamos en el colegio, en el peor de las casos matemáticas, materia que odio con todo mi ser. Me acosté a dormir tranquilito, total.
— gordo. –escuché la voz de Pía. La profe te va a retar.
— no dormí nada anoche. –la mire. Veinte minutos y me despertas amor.
— mira vino la roñosa del otro curso.
Levante la vista y estaba Amira hablando con la profesora, ¿de qué? No tengo idea.
— pueden ayudar a esta compañera a llevar una silla y mesa.
— yo. –me levanté. Yo la ayudó.
— Matías. –me agarra del brazo Pía.
Sin tomarle importancia fui y agarré una mesa, Amira agarró una silla y salimos los dos del curso para empezar a bajar las escaleras.
— ta un poco difícil. –suspire.
— ahora te ayudó. –se ríe.
Bajamos la mesa entré los dos.
— ¿llegaste tarde?. –la mire.
— si, recién llegó. –me sonríe.
— ¿estás mejor?.
— me dijo que la semana que viene va a venir.. y que si lo quiero dejar, lo haga en su cara. –suspira.
— es un boludo ese pibe ¿me estás jodiendo?.. ¿qué vas hacer?.
— no se Mati. –se ríe. Sinceramente no tengo idea.
— el que la hace una vez, la hace siempre chiquita.
No dijimos nada más, la ayude a entrar las cosas a su curso, todos nos quedaron mirando, hasta Santino que me movía las cejas, es un pelotudo.
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Salimos del colegio, estoy cagado de hambre, estamos yendo a comer algo con Pía, me insistió y no podía decirle que no.
— ¿por qué la ayudaste a esa chabona hoy?.
— esa chabona tiene nombre. –la mire. Amira se llama.
— no puedo creer que encima la defiendas.
— no la estoy defendiendo, solamente me parece pelotudo lo que haces. –me reí. Es la compañera de mi hermano, nos llevamos bien con ella, fin.
Me miró ofendida y se quedo callada, comimos en silencio, creo que no tenía que tratarla asi.
— bueno no quise hablarte así. –la mire. Solamente que me armas escenas por todo, Amira es mi amiga.
— que no se haga la viva con vos entonces.
— vos no te hagas la viva, porque te metes en quilombos y después yo quedo pegado. –suspire. Mi papá no me perdona una más, de todos los quilombos que me metiste.
— sos mi novio, se supone que me tenes que defender.
Terminamos de comer, la pase a dejar por su cara y fui hasta la mía, estaban Santino y Milagros tirados en el sillón mirando una película.
Les robé los pocholos y me tiré a mirarla con ellos, en otro sillón claro.
— me escribió Ami. –se sienta Mili.
— ¿qué te dijo?. –la mire.
— nada. –se ríe. Me junto con ella ahora en quince.
— ¿podemos ir?. –pregunté cómo nené chico.
— te dije que iba a preguntar. –se ríe Santino.
— no se de que se rien, no me parece gracioso para nada. –los mire mal.
— le mando tus saludos. –se levanta.
— decile que no lo perdone al gil ese y háblale bien de mí. –me señalé.
Se va riendo, seguí comiendo pochoclos pero con la mirada de Santino puesta en mí.
— ¿por qué tanto interés en Ami? No entiendo.
— me parece linda. –me reí. Nada más, quiero que seamos amigos.
