Oda al amor

XXIII

Uso el pasado solo para recordar,

para sonreír cuando no estás,

pero el presente cuando a mi lado resides,

es tan único como un astro,

como una estrella que no tiene igual,

que se levanta sin compromisos y vive serena brillando sin parar,

así es nuestro amor,

una situación que,

de ocurrir en el espacio,

brillaría con más intensidad que el Sol,

viajaría al lado de cometas y cruzaría el universo,

tomando como nave una flor.

Amor sin cansancio,

amor que se renueva,

amor sincero que prospera,

amor que como un flechazo brutal nos atravesó de par en par,

dejando heridas que no sanan,

vertiendo en vez de sangre,

abrazos, besos, caricias, suspiros,

sacrificios, luchas, esmero y dedicación,

heridas sanas son,

heridas perfectas que no cicatrizan,

y de comenzar a hacerlo en alguna situación,

me arrancaré la flecha del amor y me la volveré a encajar,

esto que siento no tiene par,

a no ser, por supuesto,

lo que siente mi par,

mi mitad,

mi mundillo en miniatura que camina y camina y no se cansa jamás,

mi mundillo en el que vivo a diario como único inquilino y nadie más,

vivo en él de manera egoísta,

pues no lo quiero compartir,

porque mi mundillo es perfecto para mí,

porque mi mundillo no tiene igual,

porque siento que necesito mi mundillo para respirar,

porque ese mundillo mío se ha transformado en mi felicidad,

y por si no te has dado cuenta,

sabrás que te hablo solo a ti,

a ti.