CAPÍTULO 9

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Después de lo del fin de semana, del ingreso de su jefe y de la visita al hospital, Sakura olvidó desactivar la alarma. No debía ir a la oficina, no tenía que trabajar. Nunca antes se había tomado un solo día libre, por lo que le resultaba terriblemente extraño quedarse en casa sin tener qué hacer.


Se estiró sobre las mantas para levantarse.


Al desviar la mirada hacia la mesita de noche vio la nota doblada con la dirección de Sasuke.


¿Qué debía hacer? ¿Debía quedarse y cuidarle? Se suponía que Sasuke tenía novia. ¿Dónde estaba ella? Cuando su cabeza terminó de plantearse esas y otras muchas cuestiones, se percató de que sin apenas darse cuenta se había vestido y estaba en el coche.


—Por suerte lo he hecho bien —dijo mirando su atuendo. Se había vestido como si fuese al trabajo: su traje de falda y americana, sus pantis y sus zapatos de tacón, su camisa y su coleta.


Sasuke vivía en un edificio tan imponente como Black Diamond número 2, donde vivía ella, no, aquel era más majestuoso, incluso más que el Edificio B de Uchiha. Un coloso completamente blanco de un material mate, pero con diminutos destellos brillantes que lo hacía parecer un diamante.


Una construcción donde las paredes exteriores eran enormes cristaleras perfiladas de ese material refulgente. La entrada tenía dos pequeños jardines con caminos de graba blanquecina a los lados, sobre la puerta de cristal había unas letras plateadas y reflectantes bonitas y elegantes, en las que ponía "White Diamond nº1".


Cuando Sakura leyó el nombre del edificio no pudo evitar sonreír. Parecía más algo hecho adrede que una coincidencia.


—Bienvenida, señorita Haruno —saludó el recepcionista, que vestía con un uniforme de guardia de seguridad.

—Buenos días —respondió ella instintivamente— Perdón. ¿Nos conocemos? —frunció el ceño, extrañada porque aquella persona supiera su nombre.


—No, pero el señor Fugaku Uchiha me dijo que vendría alguien cuya descripción encaja con usted. Viene a ver a Sasuke Uchiha. ¿Me equivoco?


—No. No se equivoca... —Sonrió cortés.


El hombre le hizo un gesto con la mano y la invitó a entrar.


Sakura se dirigió al fondo, donde relucía una pareja de puertas de ascensor de color nacarado con decoraciones doradas, el elevador se detuvo en el último piso. Allí, al igual que en Black Diamond número 2, sólo había un apartamento.


El descansillo era del mismo material claro y con pequeños brillos que la fachada, pero con un ribete plateado a media altura en la pared de la derecha y un enorme ventanal por el que entraba el sol a la izquierda, al frente estaba la puerta de entrada al apartamento. Antes de que pudiera llamar, Fugaku abrió. La sorprendió con la mano en alto a punto de golpear la puerta.


—Buenos días, señorita Haruno. —Sonrió.


Una cenicienta en la oficina (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora