"Manigoldo"

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Aun no podía creer lo que acababa de suceder, la sangre de su boca seguia brotaba levemente, lo había herido solo por su descuido. Era lista al menos le daría eso a su favor, pero había sobrepasado los límites, su paciencia se había agotado desde el momento que el sabor a hierro tocó su lengua, esa pequeña perra sufriría las consecuencias de jugar con un Juez del infierno y haría el trabajo con sus propias manos.

- No des un paso más, claro si aún quieres permanecer vivo - Le aconsejo el hombre de cabellera azul, al parecer no todos los caballeros estaban reunidos con la Diosa, pero ¿quién era? No lo había visto jamás - Tienes un talento para meterte en problemas preciosa, no se que hacías en este lugar pero le debes una buena explicación a tu maestro luego de esto.

- ¿Te conozco? - le dijo ofendida, quien se creía que era para decirle tales palabras como si fueran amigos de toda la vida.

- Haces preguntas muy poco oportuna, considerando la situación - se burló, aún le parecía increíble que aquella joven pudiera mantenerse consciente en su estado actual, miro al espectro frente a él, se mostraba tranquilo, pero era obvio que estaba apunto de perder el control, debía actuar rápido si quería salvar a esa chica y a los otros - pero si te deja más tranquila... Mi nombre es Manigoldo caballero Dorado de Cáncer y e venido acabar con este bastardo.

- Es una extraña oportunidad encontrarme a la élite de Athena, al parecer no será necesario conformarme con estos soldados de bajo calibre - tenia una sensación burbujeante, mierda el ambiente por fin se estaba tornando excitante, esperaba tener una pelea lo suficientemente buena para que valiera todo ese tiempo perdido.

- No te preocupes, no solo te enfrentaras a mí, si no aún montón de caballeros más, espero encuentres la entretención suficientemente encarcelado - Ya los había sentido, tal vez no eran un gran número pero si el suficiente para suprimir a ese espectro - No saldrás impune de aquí maldito.

- Creo... que han logrado engañarme - empezó a reír de forma casi imperceptible hasta terminar en una risa errática y psicótica, estos imbeciles había acabado con la poca o mejor dicho casi nula cordura que aún conservaba, No se rendiría tan fácil, jamás se entregaría al enemigo. - Pero eres o muy confiado o demasiado idiota, si piensas que me dejaré capturar.

El espectro abrió las alas de su Sapuri, estaba dispuesto a escapar costara lo que costará, Claramente el guardian de la cuarta casa no podria permitir ese acto, se abalanzó hacia el sujeto en cuestión, intentando retenerlo, pero el espectro fue más rápido, lanzando su ataque de forma desprevenida, despidiendo al caballero por los aires, miro por última vez a la joven, quería grabar en su memoria el rostro que tantos problemas innecesarios le causó, se las pagaría eventualmente, ella por su parte nunca apartó la vista de él, ya había escogido un camino, debía matarlo, le mostraría que su intento de humillación no había funcionado en lo más mínimo, ambos chocaron miradas, sin palabras, sin expresiones, juraron en ese mismo momento que terminarían con lo que ahí comenzaron. El espectro se fue, desvaneciéndose sin dejar rastro alguno, para mala suerte de Manigoldo y alivió de la azabache, sentía por fin un aire de alivio desde esa mañana, bajo su rostro chocando con la tierra, cayendo en cuenta que su máscara ya no la protegía y que muchos caballeros venían en camino, esto realmente era tener mala suerte estaba agotada y apenas podía mantenerse consciente, ¿que podía hacer en esa situación? Tendría suerte si es que el imbecil que estaba hay no la había visto ya.

- Niña...¿estas bien? - hay estaba él, trataba, realmente trataba de obviar la situación tan comprometedora en la que estaba, al menos tenía una escusa del por que no se presentó ante Athena. al no obtener respuesta de la chica se preocupó, ¿se habría desmayado?, se arrodilló e inclinó delante de ella tratando de levantar su rostro para comprobar que se encontraba bien o al menos viva...gran error. Ella no opuso mayor resistencia como ya dije antes, apenas y si estaba despierta, al vislumbrar su rostro, quedó en blanco, había cometido un error garrafal, pero aún así no podía apartar su vista, ¿cómo era posible que existieran ojos tan deslumbrantes?

La aprendiz de piscis (saint seiya the lost canvas)||En Reedición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora