¿Qué son todos estos sentimientos?"

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Por el santuario se esparcía un rumor desde hace ya bastante tiempo, entre los aprendices, caballeros de alto y bajo rango e incluso algunos de la mismísima élite habían oído algo al respecto, lo que parecía un simple juego, un desquite entre mujeres, una broma de mal gusto se estaba esparciendo peligrosamente rápido, que si llegase a los oídos de su santidad los involucrados tendrían graves problemas.

Eso lo tenía claro el pequeño grupo de pegaso, habían vivido en carne propia las habladurías de la gente, eran o muy tontos o demasiado confiados para murmurar sobre su amiga pensando que ellos se quedarían callados o peor aportarían en semejante estupidez. Tenma era el más molesto, sentía algo de culpabilidad por ello, después de todo si se hubiera quedado con ella ese día, las cosas serían muy diferentes o eso creía,
Los tres estaban sentados escuchando nuevamente el sermón del caballero de Libra, era el quinto o sexto esta semana, aún no parecía entrar en su cabeza que el caballero que representaba el equilibrio y la justicia permitiera esas calumnias, para peor que los regalara por intentar defender el honor de su compañera.

- ¡Están acabando con mi paciencia ustedes tres! Si tienen tanta energía para pelear con sus compañeros deberían aprovecharla en entrenar el cosmos no en discusiones sin sentido, ¡Espero sea la última vez!, hablo enserio, sobretodo tú Tenma. - en su mirada se notaba el enfado, era el colmó, no le molestaba el hecho de las peleas, eran algo común disfrazar los malentendidos como peleas de rutina, pero no tomar en cuenta sus advertencias previas...ya habían acabado con su prácticamente infinita paciencia. - Son caballeros, tienen sus armaduras, rebajarse a discutir con aprendices ...

- ¡Me sorprende que quieras omitir la razón del por que hacemos lo que hacemos, además...! - Grito el Pegaso, quién se sintió levemente intimidado por la mirada de Dohko.

- Y para peor, peleando con sus superiores, en el santuario la jerarquía existe por algo, son caballeros de bronce, ¡No pueden ser tan irrespetuosos con los santos de plata! Pueden llegar a ser más fuertes que ellos, lo se, nadie mejor que yo lo sabe...

- ¡Pero Dohko! ...se que hicimos mal, no volverá a ocurrir, lo de los aprendices solo fue un malentendido, pero no puedes pedirnos que entre caballeros no la defendamos - El no era conocido por su modestia, lo que libra había dicho fue un golpe bajo a su orgullo y admitir su error aún más, pero no se cansaría de repetir que lo que hacían estaba plenamente justificado - Los amigos haces eso ¿no?

- Además, yo si soy un caballero de plata y callare todas las bocas que sean necesarias. - Como siempre, no tenía mucho que decir más que lo ella consideraba necesario, si bien estaba en el santuario y entrenaba con otros caballeros, su maestro era El viejo caballero de Altar, el cual le había enseñado, gracias a los dioses, que frente a una injuria jamás podía quedarse callada.

- ¡Ash! Ustedes no tienen remedio ¿verdad?

El santo de libra solo pudo suspirar, eran amigos fieles, de esos que podrías confiar tu vida sin pensarlo. Miro al trío con una especie de sonrisa que intentaba disimular, Yuzuriha y Yato no eran sus alumnos propiamente tal, la joven había entrenado toda su vida en el continente Mu mientras que Yato había sido entrenado previamente por Sísifo, ambos llegaron de manera imprevista a su vida, lo cual agradecía pero Tenma, el era su aprendiz, el único que tenía hasta que llegó la azabache, la cual lo era realmente su alumna, solo ayudaba a formarla...No podía evitar divagar en su mente, estuvo mucho tiempo intentado omitir los pensamientos tan impropios de su naturaleza calmada, pero ya no podía hacerlo, le correspondía, como caballero y como "semi maestro" de la joven callar esas habladurías, si Albafica no hacía nada debería hacerlo él, al menos antes que el patriarca considerara peligrosa esa situación. ya después pediría las cuentas.

Un pequeño grito alertó al grupo, se oía lejano, pero era lo suficientemente intenso para que ellos pudieran escucharlo, nuevamente retumbó en sus cabezas ¿De dónde venía? El castaño miró por todo el lugar hasta encontrar al o a la responsable de aquel grito, grande fue su sorpresa al percatarse de quien era.

La aprendiz de piscis (saint seiya the lost canvas)||En Reedición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora