"Encuentros"

2K 136 10
                                    

Abrio lentamente sus ojos, tratando de acostumbrarlos a la oscuridad que reinaba en su habitación, era muy temprano, para el alba quizas faltarían una o dos horas, resignada al hecho de que su descanso había terminado injustamente, decidió empezar su día más pronto de lo habitual.

Habían pasado al rededor de tres días desde su llegada al Santuario y quien sabe cuantos más desde el fracaso de su misión. Albafica aun no daba indicios de vida, su presencia le hacía un poco de falta, aun cuando le costara admitirlo, pero no quería concentrarse en esos pormenores por el momento, era innecesario.

se levanto de la dura cama, aun con el cansancio entorpeciendo su andar, humedecio su rostro con el agua prácticamente congelada que siempre tenia a un costado, tratando de quitar todo rastro de sueño en su cara, momento siguiente ya estaba cambiando su ropa y preparándose para el día que daba comienzo, al menos con dos horas extra sentiría el día menos corto y más provechoso, se animaba. Cuando por fin estaba lista tomo su máscara, aun le parecía extraña y nada cómoda de portar, realmente pasar por ese proceso de acostumbrarse le era un dolor de cabeza, suspiro y la llevo consigo fuera de la habitación más no la uso enseguida.

El templo era iluminado por la tenue luz del ambiente, la mayoría de las estrellas se había ocultado y no encontraba al astro lunar por ningún lado, desconocía si efectivamente debería aun estar presente o no, era una mañana algo fría, tal vez portar algo más abrigado seria ideal, pero no quería perder el tiempo en ello. Miro desde la entrada de piscis el resto de templos, era una vista magnífica, su favorita en todo ese tiempo. Repentinamente sintió una ligera sensación de familiaridad, como si ya hubiera visto eso antes, pero de otra forma, era tonto pensarlo pero se sintió distinto, como si fuera otra persona la que estaba mirando, la sensación duró poco, en un parpadeo se esfumo, más no así su desconcierto.

Camino sin prisa por la escalas de los templos, aun algo distraída por su breve recuerdo. Paso sin problema por acuario y capricornio, ambos guardianes no se encontraban, pero su suerte de pasar prácticamente desapercibida no duró más allá de sagitario, irónicamente no era el guardián de esta casa el que le causaría problemas.

El templo de sagitario siempre le dio esa aura de cercanía, no sabia la razón, pocas o prácticamente nulas había sido las ocasiones en las que intercambio palabras con su guardián, así que no podría decir que el caballero le daba esa facilidad, pero aun con ello no dejaba de ser agradable, más ahora que podía vislumbrar con menor culpa sus anchos pasillos, su guardián probablemente dormía, despertarlo para pedir permiso seria innecesario y cruel, además ¿por que perder la oportunidad? Entro con confianza y sin ningún tipo de titubeo o vergüenza, no pensaba inmiscuirse en aquel lugar, ¡eso jamás! Sabia lo personal que podía ser un templo para su custodio, por ello solo siguió el camino que acostumbraba, no era algo realmente malo ¿cierto?.

En medio del pasillo, oculto en la sombra de una columna, una figura estoica e intimidante miraba atentamente cada movimiento de la azabache, le era inaudito, desde el momento en que entro sin anunciarse siquiera, hasta ahora que recorría el templo de su compañero atentando contra toda privacidad.
Le parecía repugnante que alguien de bajo rango se atreviera a pasar como si nada por ese lugar, invadiendo un espacio tan intimo e inmaculado como si fuera un simple plaza pueblerina. Pasar desapercibida no era algo que se le diera muy bien, quizás si hubiera sido rápida lo hubiera ignorado, lastima que ni se molesto en ser recatada.

- Eres demasiado ruidosa...si tu plan era pasar discretamente no te hubieran molestado en pasear por el lugar - su voz era fuerte sin llegar a ser estruendosa, denotaba poder y autoridad, era intimidante, sobretodo en medio de la oscuridad. Ángel sin embargo no se mostró asustada o sorprendida, aun cuando casi se le sale el corazón por la boca al sentir los pasos muy cerca de ella, no conocía esa voz, estaba segura que no era alguien familiar, pero si estaba en sagitario a esa hora, seguramente debía ser algún conocido de su guardián. Se relajo y voltio su cabeza a la fuente de aquella voz, era un hombre, bastante corpulento y bien dotado, tenia una cabellera azul algo rebelde que hacía juego con ese par de ojos que la miraban con desaprobación y rechazó, si, nunca había visto a este tipo antes, pero podía darse una idea de quién era. - ¿y bien? No te quedes solo mirando, crees que podrás irte como si nada luego de semejante grosería a este templo y guardián.

La aprendiz de piscis (saint seiya the lost canvas)||En Reedición||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora